Pedro Saad

 

El trabajo del partido entre la mujeres

 

 


Pronunciado:  A nombre del Ejecutivo del Comité Central del Partido Comunista del Ecuador, al Activo de Mujeres Comunistas reunido en Guayaquil el día 2 de julio de 1972.
Fuente del presente texto: Juventud Comunista del Ecuador, Comité Provincial de Pichincha, http://jcepichincha.blogspot.com/.
Esta edición: Marxists Internet Archive, enero de 2010.


 

Camaradas:

Reciban, ante todo, el fraternal saludo del Ejecutivo del Comité Central al Activo. Nos sentimos muy complacidos de tener aquí a camaradas de todas las provincias del país y es motivo de profundo agrado discutir con ustedes hoy este problema de la situación de la mujer y de las formas de trabajo del Partido en este importantísimo frente de lucha.

Se me ha encargado presentar este informe. Tratare de ser lo más breve posible, ya que el problema es bastante complejo.

 

COMO ENFRENTAR EL PROBLEMA

Cuando examinamos en el Partido el problema de las mujeres incurrimos muchas veces en un grave error. Separamos la consideración de la situación de la mujer y la solución de los problemas que las afectan, del conjunto de problemas de la situación nacional y de la salida revolucionaria de ella. En muchas ocasiones consideramos esta cuestión aisladamente de la concepción de la lucha de clases.

Este es el primer criterio que tenemos que superar.

Los problemas de la mujer, como todos los problemas económicos y sociales no solo del Ecuador sino de cualquier país del mundo, no pueden examinarse en una forma aislada, distanciada de la consideración de la situación política, económica y social general. Por esta razón hoy vamos a enfrentar el tema que nos ocupa vinculándolo con la situación nacional.

Entes de entrar en el fondo de la cuestión nacional, permítanme citar algunos puntos de referencia. Fijar algunos criterios marxistas leninistas que nos van a servir de punto de apoyo para poder encontrar una justa actitud del Partido y de las mujeres comunistas.

 

LOS FUNDADORES DEL MARXISMO LENINISMO Y EL PROBLEMA DE LA MUJER

Históricamente el problema de la situación de la mujer ha sido exhaustivamente examinado por los fundadores del marxismo leninismo.

No considero necesario referirnos a esos problemas históricos y sociológicos. Tienen interés, pero para el motivo que hoy nos reúne dicho interés es muy limitado. Lo único que quiero recordar es el hecho de que los fundadores del marxismo: Marx y Engels, desde el siglo pasado prestaron a este problema de la mujer toda la atención que se merece. Si examinamos el libro de Engels “El Origen de la Familia, de la Propiedad Privada y del Estado” encontramos allí una serle de puntos de vista muy interesantes para una cultura marxista general; pero, repito, no urgente para la consideración de los problemas de este Activo.

Quiero referirme, mas bien, a los fundadores del marxismo en relación con los aspectos más recientes.

Desde 1848, Marx y Engels, en el “Manifiesto del Partido Comunista” enfrentaban el problema de la mujer y de la familia. En ese documento básico, que sirve de punto de partida a nuestro movimiento comunista, decían, entre otras cosas, lo siguiente:

“Cuanto menos habilidad y fuerza requiere el trabajo manual, es decir, cuanto mayor es el desarrollo de la industria moderna, mayor es la proporción en que el trabajo de los hombres es suplantado por el de las mujeres y los niños. Las diferencias de edad y sexo pierden toda la significación social para la clase obrera. No hay mas instrumentos de trabajo, cuyo costo varía según la edad y el sexo”.

Y más adelante:

“En qué bases descansa la familia actual, la familia burguesa? En el capital, en el lucro privado, la familia plenamente desarrollada no existe más que para la burguesía; pero encuentra su complemento en la supresión forzosa de toda la familia para el proletariado y en la prostitución pública.

La familia burguesa desaparece naturalmente al dejar de existir este complemento suyo, y ambos desaparecen con la desaparición del capital.

¿Nos reprocháis el querer abolir la explotación de los hijos por sus padres? Confesamos ese crimen.

. . . . . . . . . .

Las declamaciones burguesas sobre la familia y la educación, sobre los dulces lazos que unen a los padres con sus hijos resultan más repugnantes a medida que la gran industria destruye dodo vínculo de familia para el proletariado y transforma a los niños en simples artículos de comercio, en simples instrumentos de trabajo.

¡Pero es que vosotros los comunistas queréis establecer la comunidad de las mujeres! – nos grita a coro la burguesía.

Para el burgués su mujer no es otra cosa que un instrumento de producción. Oye decir que los instrumentos de producción deben ser utilizados en común y, naturalmente, no puede menos que pensar que las mujeres correrán la misma suerte.

No sospecha que se trata precisamente de acabar con esta situación de la mujer como instrumento de producción.

Nada más grotesco, por otra parte, que el horror ultra moral que inspira a nuestros burgueses la pretendida comunidad de mujeres que atribuyen a los comunistas. Los comunistas no tienen necesidad de introducir la comunidad de las mujeres: casi siempre ha existido.

Nuestros burgueses, no satisfechos con tener a su disposición las mujeres y las hijas de sus obreros, sin hablar de la prostitución oficial, encuentran un placer singular en encornudarse mutuamente.

. . . . . . . . . .

Es evidente, por otra parte, que con la abolición de las relaciones de producción actuales desaparecerá la comunidad de las mujeres que de ellas se deriva, es decir, la prostitución oficial y privada.

Pido disculpas por la larga cita, así como por los términos duros, aunque ellos no son nuestros sino del propio Marx.

Esta es la esencia del régimen capitalista: destruir la familia, arrastrar a la mujer y al niño hacia la producción, al niño desde muy temprana edad y romper todos los velos del sentimentalismo, como decía Marx.

Más tarde, Marx en “El Capital desmenuzo más a fondo este problema de las mujeres, en relación, sobre todo, con la acumulación primitiva del capital. Pero me parece que basta con las citas del “Manifiesto Comunista” para convencernos que desde el principio del movimiento comunista el problema de la mujer ha sido una constante preocupación nuestra.

Lenin, continuando y profundizando el marxismo en la etapa del imperialismo, es igualmente claro y preciso.

En su discurso pronunciado en el Primer Congreso de Obreras de Toda Rusia, el 19 de Noviembre de 1918, afirma tajantemente: “no puede haber revolución socialista si la inmensa mayoría de las mujeres trabajadoras no toman en ella una parte considerable”. Es este un criterio que todos los Partidos Comunistas tenemos siempre presente: no cabe hablar de revolución si no incorporamos a la mujer en general y, de manera particular, a la mujer trabajadora, al proceso revolucionario.

En una magnifica conversación de Lenin con Clara Zetkin, destacada dirigente del Partido Comunista de Alemania, señalo con mayor claridad las características que debe tener el movimiento de mujeres.

Lenin dijo en esa conversación:”Tal vez algún día pronuncie un discurso o escriba algo sobre estas cuestiones (se refiere a los problemas de la mujer). Más tarde, ahora no. Ahora todo el tiempo y todas las energías deben concentrarse en otras cosas”. Lamentablemente, Lenin no pudo cumplir su ofrecimiento. Pero Clara Zetkin tuvo buen cuidado de tomar nota de las conversaciones que ella tuvo con Lenin y nos ha dejado un documento que pido a todas las mujeres comunistas lo estudien.

En esas conversaciones, Lenin, recomendándole a Clara que preparara una tesis política para un futuro Congreso le dijo lo siguiente:

“Las tesis deben subrayar con rigor que la verdadera emancipación de la mujer solo es posible a través del comunismo. Es preciso esclarecer profundamente el nexo indisoluble entre la situación de la mujer como persona y miembro de la sociedad y la propiedad privada sobre los medios de producción. Así delimitaremos con toda precisión los campos entre nosotros y el movimiento burgués por la “emancipación de la mujer”. Esto sentara también las bases para examinar el problema femenino como parte del problema social obrero, y por tanto permitirá vincularlo firmemente con la lucha proletaria de clase y con la revolución. El movimiento comunista femenino debe ser un movimiento de masas, debe ser una parte del movimiento general de masas, no solo del movimiento de los proletarios, sino de todos los explotados y oprimidos, de todas las víctimas del capitalismo. En esto consiste la importancia del movimiento femenino para la lucha de clase del proletariado y para su misión histórica creadora: la organización de la sociedad comunista.

Podemos enorgullecernos con razón de que la flor y nata de las mujeres revolucionarias militan en nuestro Partido, en la Internacional Comunista. Pero esto no tiene todavía una importancia decisiva. Debemos atraer a millones de trabajadoras en la ciudad y en el campo a la participación en nuestra lucha, y en particular a la obra de la reestructuración comunista de la sociedad (Lenin hablaba después de la Revolución Socialista de Octubre de 1917). Sin las mujeres no puede existir un verdadero movimiento de masas”.

Nos acompañan a este activo algunos camaradas varones. Les pudo prestar mucha atención a esta última frase de Lenin que hemos citado:”sin las mujeres no puede existir un verdadero movimiento de masas”. Muchas veces nuestros camaradas menosprecian esta afirmación rotunda y verídica de Lenin.

Así mismo, resaltamos la firme oposición de Lenin a todos los movimientos de contenido femenino. A aquellos movimientos que orientados por una ideología burguesa, desvinculan el movimiento de mujeres de la lucha revolucionaria general del pueblo. Estos movimientos feministas lo que hacen es debilitar la acción revolucionaria de las masas e impedir que la mujer se incorpore realmente a la lucha por la liberación nacional y por el socialismo.

En esta conversación el gran jefe de la Internacional Comunista señaló con marca de fuego las tendencias a vincular el movimiento de mujeres con los problemas sexuales, con las teorías del psicoanálisis, condenando con toda energía las falsas concepciones burguesas del “amor libre”, asi como las concepciones medievales en este problema del amor y señalando la correcta posición comunista. Es este un problema que excede del motivo de esta reunión y por eso no lo consideramos en esta exposición.

Al señalar Lenin la necesidad de vincular el movimiento de mujeres con el objetivo final de la revolución no dejo de destacar la importancia que tiene la lucha por las reivindicaciones inmediatas de las mujeres siempre que se liguen a ese objetivo fundamental.

A riesgo de cansarlas, me permito citar otros párrafos de las conversaciones sostenidas con Clara Zetkin:

“¿Debemos aun persuadirnos unos a otros de que la lucha por los derechos de la mujer tiene que estar vinculada con el objetivo fundamental: con la conquista del Poder y la instauración de la dictadura del proletariado? Esto es para nosotros en los momentos actuales y seguirá siendo al alfa y omega, esto es claro, completamente claro. Pero las amplias masas femeninas trabajadoras y populares no sentirán el anhelo irresistible de compartir con nosotros la lucha por el poder del estado si siempre trompeteamos exigiendo esta sola reivindicación, aunque sea las trompetas del Jericó. ¡No, no! También en la conciencia de las masas femeninas debemos vincular políticamente nuestro llamamiento con los sufrimientos, las necesidades y los deseos de las trabajadoras. Estas deben saber que la dictadura proletaria significa para ellas la plena igualdad de derechos con el hombre, tanto ante la ley como en la práctica, en la familia, en el estado y en la sociedad, así como también el derrocamiento del poder de la burguesía”.

“por eso es totalmente justo que presentemos reivindicaciones a favor de la mujer. Esto no es un programa mínimo, no es un programa de reformas en el espíritu socialdemócrata, en el espíritu de la II Internacional. Esto no es el reconocimiento de que creamos en la eternidad o al menos es una existencia prolongada de la burguesía y de su estado. Tampoco es un intento de apaciguar a las masas femeninas con reformas o desviarlas de la lucha revolucionaria. Esto nada tiene de común con la supercherías reformistas. Nuestras reivindicaciones se desprenden prácticamente del hecho de la tremenda miseria y de las vergonzosas humillaciones que sufre la mujer, débil y desamparada bajo el régimen burgués. Con esto testimoniamos que conocemos estas necesidades, que comprendemos igualmente la opresión de la mujer, que comprendemos la situación privilegiada del hombre y odiamos –sí, odiamos- y queremos eliminar todo lo que oprime y atormenta a la obrera, a la mujer del obrero, a la campesina, a la mujer del hombre sencillo en incluso, in muchos aspectos, a la mujer de la clase acomodada. Los derechos y las medidas sociales que exigimos de la sociedad burguesa para la mujer, son una prueba de que comprendemos la situación y los intereses de la mujer y de que bajo la dictadura proletaria las tendremos en cuenta. Naturalmente, no con adormecedoras medidas de tutela; no, naturalmente que no, sino como revolucionarios que llaman a la mujer a trabajar en pie de igualdad por la transformación de la economía de la superestructura ideológica”.

Esta es la orientación básica de al que debemos partir los comunistas. Las palabras de Lenin pronunciadas hace cincuenta años mantienen su plena validez en el momento actual y corresponden a alas condiciones a que nos enfrentamos los comunistas ecuatorianos.

 

NUESTROS PLANTEAMIENTOS BASICOS

Es evidente, pues, que el movimiento de mujeres no puede desvincularse del movimiento revolucionario general y de la lucha del pueblo por alcanzar su liberación, conforme a los objetivos del proceso revolucionario en las diferentes etapas: la etapa socialista y de la construcción cuando Lenin hablaba con Clara Zetkin, la etapa de la revolución nacional liberadora en el Ecuador en el momento presente.

Es igualmente ineludible que comprendamos que el desarrollo del movimiento revolucionario ecuatoriano exige de nosotros una atención muy destacada a la movilización de las mujeres, ya que sin una participación masiva de ellas no podremos triunfar en la tarea histórica de liberas a nuestro pueblo.

Así mismo, debemos tener presente que el movimiento de mujeres que nosotros impulsemos no puede ser un movimiento de contenido burgués feminista, sino que debe tener un contenido revolucionario que conduzca a las mujeres, en especial a la mujer obrera, campesina y de las masas populares a la acción revolucionaria junto a los hombres.

Finalmente, quiero destacar con mucha fuerza la necesidad de esgrimir en esta gran lucha y movilización de las mujeres las reivindicaciones inmediatas y especificas de ellas.

No podemos rechazar, de ninguna manera, la lucha concreta por las reivindicaciones inmediatas de las mujeres. De otro modo, como ya lo decía Lenin, por mucho que hagamos resonar trompetas señalando el objetivo final las mujeres no se incorporaran efectivamente al movimiento revolucionario.

No rechazamos, pues, la lucha por la igualdad jurídica y social de la mujer; por la consigna “a trabajo igual, salario igual”, por el más amplio derecho al voto de las mujeres, etc. Pero concebimos esas luchas concretas, por objetivos inmediatos, no como una lucha que va a resolver por sí sola la situación de la mujer ecuatoriana. Precisamente, lo que rechazamos es ese criterio reformista de que la situación de la mujer se resuelve por estas luchas parciales. La lucha por las reivindicaciones parciales tiene que ser utilizada para al mismo tiempo que se ganan determinadas conquistas parciales, incorporar a las mujeres al proceso revolucionario, elevar su capacidad de combate, atraerlas hacia la lucha general del pueblo, ponerlas frente a la opresión capitalista y organizarlas en los rangos de los combatientes populares.

Llamo la atención de las compañeras respecto al significado que tiene esta posición de nuestro Partido. En ella no hay sectarismo; está muy lejos de la posición de los ultra-revolucionarios, que sin tomar en cuenta las condiciones objetivas existentes en un momento dado rechazan toda acción por las reivindicaciones inmediatas, calificando a estas luchas de “reformismo burgués” y planteando que lo que hay que hacer es de inmediato tomar el fusil y marchar a las guerrillas. Si llega el momento de tomar el fusil y marchar a las guerrillas hay que hacerlo; pero sabiendo por que tomamos esa actitud y sabiendo con claridad contra quien vamos a luchar y por qué objetivos desplegamos nuestra acción. Cualquier otro planteamiento no pasa de ser una aventura. Y precisamente para ganar la conciencia de los objetivos de la revolución y de quienes son los enemigos del pueblo, es imprescindible la lucha por las reivindicaciones inmediatas, que debe ser objeto de lucha en un sentido muy amplio.

De allí que no podamos tampoco rechazar sin hacer un balance toda la experiencia del movimiento feminista. Lo que rechazamos es la concepción básica de creer que por el camino exclusivo de la lucha por objetivos limitados a reformas vamos a obtener la liberación definitiva de la mujer. En cambio en el movimiento feminista se ha acumulado una rica experiencia de la lucha inmediata que nosotros debemos recoger, asimilar, someter a crítica y apoyarnos en esa experiencia para llevar hacia adelante el movimiento.

Lo que tenemos que llevar a la conciencia del movimiento de mujeres es que por muy justas que sean esas reivindicaciones inmediatas su satisfacción no significa la victoria total.

Citemos algunos ejemplos.

Es muy justa la reivindicación del voto femenino. Es una reivindicación de profundo carácter democrático.

¿Cuál es la experiencia ecuatoriana en este terreno? Tenemos el voto de las mujeres desde hace muchos años. Esto ha servido para incorporar a las mujeres a la lucha política en gran medida. Pero ¿ha conducido la conquista del voto de la mujer a la solución de los problemas que afectan a las mujeres? Nadie podrá sostener este criterio. Y eso que se trata de las reivindicaciones más elevadas esgrimidas por el movimiento feminista.

Lo mismo ocurre con la situación de los hijos ilegítimos, cuestión de gran importancia para las mujeres. Se han dictado en el Ecuador muchas medidas favorables a los hijos ilegítimos, sin que el problema haya sido resuelto, manteniéndose toda esta situación.

Generalizando esta consideración, podemos afirmar que en el Ecuador se han dictado desde hace ya algún tiempo muchas medidas favorables a las mujeres, hasta el punto de que un abogado burgués me sostuvo un día, muy suelto de huesos, que ahora eran los hombres los oprimidos y discriminados. Pero esas medidas no han solucionado la cuestión. La mujer sigue siendo oprimida como mujer, como trabajadora y como madre.

¿Qué nos demuestra todo esto? Nos demuestra en forma irrebatible que la verdadera liberación de la mujer no se puede lograr a través de reformas; que es indispensable la revolución nacional liberadora y su transformación en revolución socialista, para ganar un sistema social en que desaparezcan las clases, en que el poder lo tengan los oprimidos de hoy, los hombres del trabajo, sociedad en que desaparecerá todo discrimen contra la mujer.

En esta lucha es preciso destacar el papel preferente que la mujer trabajadora tiene. En el Partido nos ilusionamos muchas veces con las mujeres pequeño-burguesas, con las intelectuales, con las profesionales. No rechazamos el trabajo en estos sectores, es necesario hacerlo. Pero, si nosotros nos planteamos las perspectivas de la revolución, y la perspectiva de la mujer como fuerza de esa revolución, el sector fundamental al que debemos prestar toda la atención, es naturalmente, al de la mujer trabajadora, la mujer obrera, la mujer campesina, la mujer artesana.

Allí está el núcleo de la fuerza revolucionaria del movimiento de mujeres.

Lógicamente si tomamos como base del movimiento de mujeres, el camino de reformismo y de las pequeñas reivindicaciones lo más importante ya no es la mujer trabajadora, sino la profesional, la intelectual, la pequeño-burguesa. Mas, si operamos sobre la base de la perspectiva de la revolución como salida del problema de las mujeres, todo el gran movimiento de las mujeres tiene que asentarse en la mujer trabajadora; insisto y repito, sin dejar de trabajar en los otros sectores de mujeres que son fuerza coadyuvante. El Partido trabaja fundamentalmente en la clase obrera y en los campesinos, pero trabaja también entre las masas pequeño-burguesas y las masas populares, etc.

Y en la mujer trabajadora ¿Cómo va a ser esa lucha, como vamos a luchar? Hay una tendencia entre nosotros: cuando pensamos en la mujer trabajadora pensamos en el sindicato y exclusivamente en la lucha económica. Es claro que la lucha económica es también uno de los caminos, decía Lenin, para llevar a las masas a la conciencia política y a la lucha política.

Tenemos la tendencia a reducir la lucha de la mujer trabajadora a la lucha económica. Insisto, la lucha económica, la lucha sindical es uno de los caminos, si se quiere el más fácil, el más inmediato, para incorporar a la mujer trabajadora a la lucha. Pero, ¿vamos a resolver los problemas de las mujeres simplemente a través de la lucha económica?

¿Cuánto tiempo tenemos luchando en el movimiento sindical y ganando batallas y batallas económicas? ¿hemos resuelto el problema de los obreros, ya no solo de las mujeres sino de los hombres? No lo hemos resuelto. ¿Por qué? Porque la solución no puede obtenerse a través solo de la lucha económica, porque forzosamente la solución tiene que venir a través de la lucha política. De allí que en este trabajo en medio de la mujer trabajadora también esa tiene que ser nuestra orientación fundamental. Se va políticamente por medio de la lucha económica a la mujer trabajadora, para llevarla al combate frontal contra el régimen de clase imperante actualmente, hacia la gran batalla política de la revolución.

La única solución está en eso, en la realización de la revolución, y ya esto no es una simple frase, la experiencia mundial lo está demostrando. Allí está el ejemplo de la mujer soviética y la mujer de todos los países socialistas. Pero yo no quiero entrar en detalles, lo que quiero señalar es el hecho fundamental de que el régimen socialista ha resuelto el problema de la mujer, no lo ha resuelto metiéndola a la casa y convirtiéndola simplemente en la madre de los niños y en la cocinera, no lo ha resuelto en el sentido de darle una vida cómoda desde el punto de vista burgués, la ha resuelto, transformando a la mujer en un ser en igualdad de condiciones que el hombre en la lucha por la transformación de la sociedad, por la construcción del socialismo, en una lucha de igualdad, en una lucha plena de fuerza, plena de realización junto a su compañero, con el propósito de transformar la sociedad y de darla a toda la humanidad, el régimen que necesita.

Y no solo se trata de la Unión Soviética y de los países socialistas europeos o asiáticos. Cuba es otro ejemplo. En todos los países socialistas la mujer está en un plano de igualdad con el hombre, está en la construcción económica, en la orientación política y también en la lucha armada. El ejemplo de Vietnam pone bien claro esta situación, pero yo no quiero insistir en esos problemas.

He aquí en definitiva el conjunto de problemas, el conjunto de posiciones y de definiciones sobre los cuales tenemos que apoyarnos.

Ahora examinaremos, que pasa en el Ecuador.

Si este es nuestro punto de vista, forzosamente tenemos que mirar el problema de la mujer ecuatoriana y nuestra actitud como comunistas ecuatorianos se basa sobre el fondo histórico y sobre las luchas actuales de la sociedad ecuatoriana. Y para esto es preciso determinar de la manera más exacta que sea posible el grado de desarrollo del país.

¿Cuál es la situación de la mujer en el Ecuador? ¿Hasta qué punto se ha desarrollado en concreto el capitalismo y como ha afectado a la situación de la mujer? Si nosotros operamos sobre una base científica clara no tenemos donde llegar y lo que queremos con este Activo es seguir en el proceso en el que estamos desde hace tiempo, de que nuestros planteamientos no sean simples elucubraciones verbales, sino que estén basados en la realidad del Ecuador. Lamentablemente en nuestra patria hay una confusión tan tremenda como una que les voy a presentar, que nos permite una apreciación clara de la situación.

El censo de 1950 cuando determino la población económicamente activa, (por población económicamente activa se entiende todos los que trabajan, reciben un salario, los que contribuyen a la producción, etc., incluido el servicio domestico), encontramos que la población económicamente activa de 12 años para arriba, en cifras redondas, era de 1’236.000, de los cuales eran hombres: 786.000, y 349.000 eran mujeres. Ya este solo dato es suficientemente explicativo, la mujer esta incorporándose al trabajo en el Ecuador, lentamente. Hay 350.000 mujeres en 1950 formando la población económicamente activa. Esto es sumamente importante para nosotros en este número están las obreras, están las campesinas, están las profesionales, están las empleadas, están las maestras de escuela, están las artesanas, etc.

Pero ya son 350.000 mujeres en el país, era en el año de 1950.

Me van a decir por qué opero sobre el año de 1950, es decir hace 22 años. Aquí viene lo que les decía. Miren lo que les dice el censo de 1962: la población del Ecuador entre 1950 y 1962 creció en un 60%. ¿Y qué dice el censo del año 62? Dice que en ese año había 235.000 mujeres formando parte de la población económicamente activa, es decir que en vez de haber crecido en un 60% el número de mujeres que están trabajando han disminuido y nosotros sabemos que en la práctica no es así, que en la realidad no es así. Yo no me explico que es lo que ha ocurrido, parece ser que este censo de 1962, fue muy mal hecho, porque no se puede explicar esos resultados. Pero observen más, el número de hombres en el año 50 en la población económicamente activa es de 1’200.000 y en el año de 1962 es también de 1’200.000, lo cual no puede ser, es un absurdo completo.

Sin embargo voy a operar sobre esa cifra de 265.000 para otro tipo de clasificaciones. Pero, lo que si demuestra de todos modos este hecho, es la incorporación de la mujer a la producción.

Pero no podemos lamentablemente tener puntos de vista suficientemente precisos para operar. De allí que forzosamente tenemos que examinar las cosas en otra forma, tenemos que operar sobre la base de la apreciación directa.

Si nosotros miramos el desarrollo de las actividades de las mujeres en el Ecuador nos encontramos con que el sector obrero de la mujer ecuatoriana crece muy rápidamente, que en los últimos años se han formado numerosas organizaciones de trabajadoras constituidas exclusivamente por mujeres. Les puedo dar la experiencia de la Provincia del Guayas, numerosos sindicatos están integrados por mujeres en remas enteras de la producción como eso de las enlatadoras de pescado; poblaciones como Milagro, donde surge la industria que tiene un elevadísimo porcentaje de mujeres como obreras.

Entonces no podemos dejar de reconocer el hecho de que el capitalismo está desarrollándose en el Ecuador y forzosamente se refleja en lo que Marx decía en el Manifiesto: en la incorporación de la mujer a la clase obrera. Y en el campo también se desarrolla el capitalismo, y allí tradicionalmente la mujer es trabajadora, tradicionalmente en la Costa y en la Sierra, no solo la mujer india, es también la mujer campesina de la costa. En nuestra práctica diaria, en nuestra lucha constante del movimiento obrero, nosotros constatamos este hecho.

Entonces tenemos que operar sobre la base de este sector de mujeres, fundamentalmente sobre la mujer obrera, sobre la mujer empleada, sobre la mujer campesina y alrededor de ella aglutinar, agrupar a todos los otros sectores de mujeres, a todas las otras capas de mujeres.

¿Qué lucha vamos a desarrollar en el seno de este movimiento?

La Comisión de Mujeres y el Comité Central elaboro y planteamiento y ese planteamiento señalaba la necesidad de luchar por reivindicaciones fundamentales de campesinas y obreras, por la igualdad de salarios a igual trabajo, por la plenitud de los derechos sindicales, por la protección de la salud, por la protección de la maternidad, etc. Y a lo largo de todo el trabajo de las mujeres en el Ecuador hemos fijado esos objetivos, inclusive los hemos sostenido en una serie de reuniones de carácter nacional, cito un solo caso, el Primer Congresos de la Unión Nacional de Mujeres en el Ecuador, donde nuestras camaradas sostuvieron con claridad todas las tablas de reivindicaciones inmediatas de la mujer.

Nosotros consideramos que en esta tabla de lucha hay que recoger esos planteamientos, no con el propósito, insisto una y diez veces, de creer que allí, en esas reivindicaciones, esta la solución del problema de las mujeres. Pero si utilizar estos planteamientos a fin de organizar a las mujeres y de llevarlas a la lucha revolucionaria enfrentándolas a la dominación de clase y al Estado burgués y al imperialismo. Deben estar fundadas en el objetivo que esta lucha tiene. No quiero entrar en el detalle de esas reivindicaciones, no creo que sea el propósito de este Activo.

Lo único que quiero señalar es el hecho de que la discriminación de la mujer es múltiple y que contra toda esta multiplicidad de discriminaciones tenemos que luchar; discriminación de salarios, discriminación de capacidad, discriminación en reivindicaciones jurídicas, etc. Todos esos objetivos de lucha inmediata tienen que ser tomados en cuenta por nosotros, pero tienen que ser tomados dentro de este cuadro general del desarrollo del país, concentrando nuestra acción en la mujer trabajadora.

Ahora bien, si nosotros entendemos la lucha de las mujeres en ese plano, ¿Cuál es la salida que proponemos?

Nosotros proponemos como salida y tenemos que convertirnos en propagandistas de esta salida: la Revolución Nacional liberadora en el Ecuador. Nosotros no podemos llegar a las mujeres exclusivamente con el planteamiento de sus reivindicaciones de carácter económico, de carácter jurídico, centro del estado burgués. Eso nos mete en el campo del reformismo y no nos ayuda a salir por el camino de la revolución.

Tenemos en el trabajo en el seno de las masas de mujeres que plantear claramente los objetivos de la revolución, estos objetivos están fijados en el Programa del Partido. Los objetivos de la extirpación de las raíces económicas y políticas de la dominación imperialista; de la realización de una reforma agraria democrática, de la democratización de la vida pública, el desarrollo de la industria nacional, en especial el sector estatal de esa industria, la elevación del nivel de vida del pueblo y la aplicación de una política exterior independiente, de paz con todos los pueblos del mundo.

Frente a cada hecho, frente a cada situación de discriminación a que se la somete, nosotros tenemos que hacer que las mujeres lleguen a la conclusión de que su problema no puede ser resuelto sino a través de este proceso revolucionario. Si las obreras se enfrentan a un pliego de peticiones y las autoridades del trabajo se venden al patrono, nosotros no podemos simplemente limitarnos a decir bueno nos derrotaron. Nuestra obligación de comunistas es sacar todas las razones, todas las lecciones de ese hecho y demostrar que precisamente allí está el quid de la cosa, que estamos dominados por un gobierno burgués, sirviente de la reacción y que por esta razón se venden a los patronos.

De otro modo la lucha no toma un carácter político, no podemos permanecer con los brazos cruzados frente a cualquier atropello a una mujer, es obligación del Partido en su conjunto utilizar cualquier atropello o cualquier situación con el fin de poner en claro el origen de esos hechos, el origen de clase y la necesidad del proceso revolucionario.

Lo mismo con la campesina. La campesina está luchando junto a su marido por la reforma agraria. ¿Por qué se detiene la reforma agraria? Y allí junto a la mujer campesina explicarle por que se detiene la reforma agraria y llevarla a la lucha contra todo el sistema económico, político y social del país, a través de su propia experiencia.

Y lo mismo con la trabajadora a domicilio, con el sinnúmero de artesanas mujeres, de costureras, que necesitamos agrupar. En una palabra nuestro trabajo es múltiple. Cito un solo caso: las amas de casa. ¿Qué hacer? Buscar el problema que les afecta. ¿Cuál es ese problema? Viviendas y subsistencias, y llevarlas a la lucha por esto y hacerle ver que solo en la acción organizada del pueblo está la solución y que el régimen imperante en el país no satisface las necesidades del pueblo, porque respeta los intereses de clase de la burguesía y la necesidad de cambiarlos.

Miren los ejemplos de este instante. Se dicto una Ley de Inquilinato, no se aplica. Hay que explicar a las mujeres por qué no se aplica y llevarlas a la lucha. No se trata de la explicación verbal. Hay que llevarlas a la reclamación de la aplicación de la Ley de Inquilinato y cuando no se la aplique demostrar que ese es el resultado precisamente de las corrientes reaccionarias que hay en el Gobierno.

Se hablo inclusive del abaratamiento de los víveres y eso no asoma por ningún lado, al contrario lo que asoma es el encarecimiento. Utilizar todos esos recursos con el propósito de llevar a las masas a la lucha, pero no llevarlas a las masas a la lucha, simplemente para que la libra de carne en vez de costar 12 sucres cueste 10; claro que ese es el camino, el vehículo, pero hay que llevarlas a la lucha para hacerles ver que eso no puede cambiar, sino que cambia totalmente la estructura económica, política y social del país.

Entonces en esta lucha nosotros tenemos también que poner en claro ante las mujeres que nos da el régimen burgués y que nos da el régimen revolucionario.

¿Qué otra cosa es el régimen burgués? Mejoras insignificantes, pequeñeces intrascendentes y hoy día la píldora anticonceptiva. La solución que el régimen burgués le da a las mujeres es que tengan menos hijos y emprende la campaña maltusiana y la píldora como solución.

Nosotros tenemos que tomar estos hechos y hacer ver a las mujeres que la burguesía no puede ofrecerle ninguna solución. ¿Qué le ofrece la burguesía? Menos hijos, prostitución, mayor explotación. Y frente a esto tenemos que plantear claramente el problema de lo que le ofrece a la mujer la revolución, los ejemplos vivos.

Ya los soviéticos y los países socialistas nos han simplificado el trabajo, el trabajo ya no tiene la misma dificultad que tenía en los tiempos de Lenin, porque allí estábamos operando simplemente sobre posibilidades, ahora operamos sobre realidades, hay que hacerles ver a las mujeres, no solo en el aspecto material, en el aspecto de la educación de los hijos, en el aspecto de la formación de los hijos, de las hijas, en el aspecto moral, en todos los aspectos que contraponen sistemáticamente la sociedad socialista a la sociedad capitalista.

Entonces habremos cumplido así nuestro trabajo revolucionario.

Yo quiero insistir antes de pasar a otra cuestión en un aspecto que ya haya sido señalado de paso.

Nosotros fijamos la revolución como nuestro objetivo, pero les quiero decir a Uds. Que para nosotros la revolución no es un decreto, nosotros no decretamos la revolución, no es ni siquiera un solo acto. La revolución no es para nosotros un solo acto, porque no es que resolvemos tomar las armas y hacer la revolución, para nosotros la revolución es todo un proceso, proceso que comienza por las cosas pequeñas y termina con la insurrección de manera que Uds. Comiencen este trabajo entre las mujeres siéntalo como parte de ese proceso, siéntanlo como uno de los eslabones forjadores de una cadena que va a concluir con la toma del poder por el pueblo. No lo sientan como una tarea pequeñita, no se trata de la simple cuestión pequeña, pues hay que tener presente siempre la salida de la revolución nacional liberadora en el Ecuador, de otro modo seremos reformistas burgueses, seremos cualquier otra cosa, pero no seremos comunistas.

Por esto, la importancia de esta lucha por esas reivindicaciones.

Ahora bien, ¿Dónde vamos a concentrar nuestro trabajo en el Ecuador en la masa de mujeres y alrededor de que reivindicaciones? Voy a señalar simplemente algunos aspectos. Para nosotros el sector fundamental es el sector de la mujer obrera en el Ecuador que crece.

Hemos constatado ya la incorporación creciente en la industria y nosotros solicitamos entender lo que Lenin decía: “la mujer obrera es fundamentalmente obrera, por tanto forma parte de la clase llamada a dirigir la revolución y nuestro esfuerzo tiene que ir en tal grado a convertir a la mujer obrera en un factor de revolución”. Y en el Ecuador la importancia de esta mujer obrera crece día a día; y cuando yo hablo de la mujer obrera estoy hablando también de la mujer empleada, como una salvedad que luego voy a hacer.

Si Uds. Examinan incluso la composición de este Activo, verán compañeros que comienzan a aparecer caras de obreras y de empleadas en los rostros de las mujeres comunistas, que ya no están en la situación en que nos encontrábamos hasta hace poco tiempo en que nuestros activos de mujeres y nuestras reuniones de mujeres eran fundamentalmente de mujeres de la clase media y amas de casa. Está cambiando el panorama en el Ecuador y forzosamente cambia en el Partido, pero nuestra mentalidad todavía no cambia, todavía sigue pensando en la mujer obrera, como cuestión de los sindicatos y no como cuestión del movimiento de mujeres que el partido está obligado a realizar.

Las luchas fundamentales en este sector ¿Cuáles son?

Nosotros no podemos dejar de lado las reivindicaciones específicas de cada sector, allí son fundamentalmente salarios, garantías comunales y respeto a la personalidad de la obrera. Y lo que les quiero decir es que en ningún caso se va a dar ni un solo paso para separar este movimiento de la mujer obrera del movimiento del hombre obrero. El movimiento obrero es uno solo, es movimiento de clase definido, no vamos a realizar secciones femeninas de los sindicatos y secciones masculinas, eso es el sentido burgués, el sentido feminista. Para nosotros la obrera está en pie de igualdad en la lucha revolucionaria con el hombre obrero; que tiene sus reivindicaciones especificas, las tiene, y los hombres tienen la obligación de adelantar y hacer suyas esas consignas y de luchar con toda decisión para que esas consignas especificas de las mujeres obreras se hagan realidad.

Con la empleada tenemos la misma situación pero yo quiero en este terreno señalar la diferencia a la que me referí hace un momento. Con la empleada tenemos un problema de carácter ideológico. La empleada no se siente vinculada a la obrera, tiene una mentalidad pequeño-burguesa, no quiere mezclarse con la obrera, sino la ambición de subir a la burguesía, toda la propaganda del régimen capitalista la ha llevado a esa conclusión. Y por eso en medio de la mujer empleada nuestra lucha ideológica tiene que ser mucho más fuerte que en medio de la mujer obrera; tenemos que convencer con el ejemplo, con la práctica de la vida, a la mujer empleada, que su solución no está en mirar hacia arriba, que su solución está en luchar junto a su hermano de clase que es el obrero.

La mujer empleada en muchas ocasiones está por debajo de la situación económica y material de la mujer obrera, muy por debajo y sin embargo se siente muy por arriba; esto no significa que vamos a abandonar a la mujer empleada, lo que significa es que con ella tenemos que tener mucho mas tino que con la mujer obrera y saber llegar a la mujer empleada.

Aquí en este Activo hay también camaradas comunistas empleadas, yo me congratulo de esas compañeras, de que hayan mujeres campesinas, mujeres empleadas, mujeres obreras, aquí está la vida del Partido, precisamente en la complejidad de los problemas.

Donde no hay mucha dificultad para el trabajo del Partido es en el seno de la casa de la mujer campesina, allí sí que las cosas son más claras, la mujer campesina por tradición está vinculada a la lucha de clase. Si Uds. Examinan la historia de las luchas campesinas en el Ecuador, de las luchas indias, de la lucha de las mujeres de la costa, la vamos a encontrar profundamente vinculada a las luchas de los hombres.

Recuerden que hay figuras en el movimiento indio como Dolores Cacuango que son verdaderos símbolos del movimiento; recuerden que aquí en nuestro movimiento campesino en muchas ocasiones hemos visto a las compañeras luchar hasta con las armas junto a los camaradas. En este sector nuestro problema no es tan difícil, pero lo tenemos descuidado, como movimiento de mujeres no lo hacemos, no llegamos a la mujer campesina como mujer, llegamos a la mujer campesina como campesina que lucha junto al marido, pero no como mujer. No sabemos de sus problemas hogareños, no ayudamos a la lucha de ellas, la lucha de ellas es más dura que la nuestra, es la lucha de la mujer por el agua, por la educación, por una serie de elementos que la mujer obrera si tiene para sus hijos, relativamente dentro de la actual situación del Ecuador, tenemos que llegar también a eso, a no contentarnos con decir la mujer campesina está incorporada a la lucha de los campesinos, esta es una gran base de trabajo y una gran facilidad, pero junto a esto tenemos que plantear los otros problemas.

Luego en este movimiento de mujeres tenemos que atender a otro sector de trabajadoras y que está demostrando una combatibilidad que ya la quisieran muchos sectores de la clase obrera, me refiero a las maestras. Las maestras han sido el nervio de las últimas huelgas de maestros del Ecuador. En el ellas han demostrado una combatividad y una firmeza que realmente vale la pena sentirse orgulloso de eso.

Y a este sector tampoco lo atendemos debidamente, no estamos trabajando suficientemente en eso, las organizaciones de maestros no merecen nuestra atención como es debido y esto tiene que ser superado.

Y ahora tenemos otro problema, ya hemos visto que en el mejor de los casos medio millón de mujeres son las que están incorporadas a la población económicamente activa o sea mujeres campesina, empleadas, obreras, maestras, etc.

¿Y el servicio domestico? ¿Y las otras mujeres? ¿Qué hacer con las otras mujeres, las dejamos a su suerte? ¿Cometeremos el crimen de dejarlas a su suerte? Ese crimen no es contra las mujeres, les advierto, ese crimen es contra la revolución. Porque si nosotros dejamos a esas mujeres a su suerte, en primer lugar perdemos la fuerza de las mujeres para la revolución y en segundo lugar le creamos a los combatientes revolucionarios un frente interno en la casa que no habrá manera de resolverlo.

Veamos la cosa claramente, esto significara que abandonaremos la futura generación en manos de madres reaccionarias. Nosotros no podemos hacer eso, nosotros no podemos jugar con la revolución. ¿Qué vamos a hacer con esas mujeres? Hemos hablado mucho de esto, pero la verdad es que nosotros no hemos prestado suficiente interés a eso.

¿Qué pasa con las mujeres de las capas populares? ¿Cómo llegar a ellas? Hay que llegar a ellas también, compañeros, por el camino de las reivindicaciones. ¿Qué reivindicaciones? Sus reivindicaciones como amas de casa, no la reivindicación de que le armen al marido el gran escándalo, no la reivindicación de que por mejorar las condiciones de vida obliguen al marido a venderse a la burguesía. Frente al marido hay que tener la reivindicación de que el marido respete a la mujer, eso es otra cosa. Pero ellas tienen una serie de problemas y el camino se está abriendo. Mejoramiento de la vivienda, agua, saneamiento, escuelas y otra serie de cosas con las reivindicaciones de nuestras mujeres de las masas populares y ese tiene que ser el camino para agrupar a esas mujeres. Para ayudar a las mujeres están los comités de defensa de la vida del pueblo; allí el papel de la mujer es de primer plano, de primerísimo plano. Pero entendámonos siempre, no nos contentemos con el comité por el comité, el comité se va a convertir y debe convertirse en un gran centro de orientación política y revolucionaria de la mujer.

Algunos camaradas hemos estado en estos últimos tiempos en Chile, y hemos examinado las experiencias del proceso revolucionario chileno, y tenemos mucho que aprender, mucho que aprender del Partido Chileno en este proceso. Se han formado los comités de madres, que venían desde hace mucho tiempo, en cada barrio, en cada sector, ¿Qué objetivos? Los objetivos más simples: la distribución de los víveres, la obtención de los víveres, incluso se dan clases de economía domestica. En una palabra una serie de pequeñas cosas, pero junto a esto la posición política revolucionaria, la orientación revolucionaria de esos comités de madres. No contentarse con el proceso reformista, allí esta nuestro camino para llegar a esa capa de mujeres, la reivindicación de los barrios, la escuela, el agua, en cada sitio lo indispensable, sin un esquema en la cabeza, a saber qué es lo que para en cada lugar, en cada rincón, debemos llegar al corazón y al cerebro de la mujer de las masas populares.

Luego quiero recordarles que no se pueden abandonar a los otros sectores, hay que conectarse con las mujeres profesionales, estas pueden ser de gran ayuda en el impulso del movimiento revolucionario, lo son de hecho. Mujeres abogadas, mujeres dentistas en una lucha hábil del Partido podemos ganarlas. Yo les cito el ejemplo: en Guayaquil hay una Asociación de Abogadas, pero no hemos sabido desarrollar el trabajo en esa Asociación de Abogadas y ha ido a parar a manos extrañas, totalmente extrañas.

No podemos descuidar ningún frente. Yo se que Uds. Me van a decir, bueno compañero pero Ud. nos está asignando una cantidad tan grande de tareas que no sabemos cual vamos a hacer. Yo creo que si sabemos lo que vamos a hacer. Si la distribución del trabajo se hace, pueden hacerlo, que cada una haga lo que quiera, lo que tiene que hacer, lo que debe hacer y no lo que quiera hacer.

Yo veo aquí caras de combatientes en todos los sectores, yo veo aquí la cara de una combatiente obrera, yo veo aquí la cara de una mujer dirigente de un comité popular del pueblo, yo veo aquí la cara de las compañeras del Seguro Social combatientes contra la dictadura de Velasco y dándole un ejemplo inclusive a los hombres; yo veo aquí la cara de muchas de Uds., son acciones ejemplares, de las que nosotros los comunistas nos sentimos orgullosos, profundamente orgullosos.

En consecuencia tenemos los cuadros iniciales, no les digo que hay multitud de cuadros, pero los cuadros iniciales para emprender en un gran trabajo de Frente de Mujeres si los hay, pero un trabajo de Partido y no un trabajo reformista, y no un trabajo feminista.

Este Activo el Comité Central lo concibió como una manera de combatir precisamente la infiltración en nuestras filas de las tendencias feministas y de las tendencias reformistas.

Hoy día más que nunca es absolutamente indispensable la realización de este trabajo en el Ecuador. ¿Por qué? Permítanme que yo me desvíe un poco del problema de las mujeres, ¿Por qué es más urgente? Porque la situación en el ecuador es una situación de agudización profunda de lucha de clases. Las transformaciones en el Ecuador están a la orden del día.

Hay quienes preguntan: bueno y los comunistas que han hecho en 40 años? ¿Por qué no han tomado el poder? Es muy fácil ponerse a decir por qué no han tomado el poder y es muy fácil olvidarse de lo que el Partido Comunista es. Pero, yo quiero recordarles a las camaradas algunas cosas que están ocurriendo hoy y que no se las puede entender sin el trabajo del Partido.

La lucha ideológica del Partido a lo largo de toda su vida se ha abierto paso en la conciencia del pueblo ecuatoriano y hoy día las ideas antiimperialistas, antifeudales y democráticas, que constituyen la esencia del Programa de la Revolución Nacional Liberadora, que ha levantado nuestro Partido para la actual etapa de desarrollo del Ecuador, son profundamente sentidas por amplios sectores de masas.

Con esta posición coinciden inclusive planteamientos de la Proclama inicial y del Programa y Plan de Acción del Gobierno Nacionalista Revolucionario que asumió el poder el 15 de Febrero de 1972. Por ejemplo, las formulaciones sobre política internacional referentes a la autodeterminación de los pueblos, la solución pacifica de las controversias, las relaciones con todos los países del mundo, la defensa de la soberanía nacional, etc., son coincidencias con el Programa de nuestro Partido.

Por otro lado, en lo referente al petróleo, estamos ganando la batalla. Miren el proceso de Febrero a Julio. En Febrero los militares vacilaban y de Febrero a Julio tenemos la ocupación del Puerto de Balao, tenemos la formación de la Flota Petrolera, tenemos la revisión de todos los contratos, tenemos el establecimiento de nuevos impuestos sobre las exportaciones petroleras, tenemos la incautación de todas las divisas provenientes de la exportación de petróleo, etc. Y esto de donde salió? Sale del trabajo del Partido, de la presión de las masas.

Y esta labor del Partido está dando sus frutos, esto es lo que quiero que vean claro, la lucha de clases se está agudizando terriblemente en el Ecuador, las posiciones se están polarizando; frente a cada problema hay la posición del pueblo y la posición de la reacción. Como una prueba de esto hace unos pocos días en el mismo periódico se publicó un manifiesto de la FTAL, respaldando la Ley de Aguas, que tiene un contenido positivo; y un manifiesto de la Asociación de Cámaras de Agricultura del País, oponiéndole a la Ley de Aguas. Una maratón de la lucha de clases desatada, frente a frente, no hay problema en el que no nos enfrentemos. Nosotros estamos batallando por la aplicación del artículo 38 de la Ley de la Reforma Agraria que dice que el 11 de Junio el presente año se termina la propiedad sobre las tierras incultas en todo el Ecuador y la Cámara de Agricultura del a Segunda Zona nos está tirando día a día paginas otras páginas en los diarios, tratando de explicar que eso no se puede aplicar.

¿Por qué?

Porque la lucha de clases esta agudizada, el combate esta violento! Y hay más: la lucha de corrientes y posiciones llega al seno del mismo Gobierno y de las Fuerzas Armadas. En el mismo Gobierno hay corrientes de tipo reaccionario que tratan de llevarlo a una posición fascista. Y esa posición es la causante de los distintos atropellos que se suceden en algunos sitios del país.

Todo esto no es casual, es que la situación del país plantea ya la salida revolucionaria, la situación es irreversible, por mucho que triunfen momentáneamente, parcialmente, las fuerzas reaccionarias, el gran proceso histórico de este país avanza incontenible hacia la revolución.

Se nos ha planteado ¿y cuál es la actitud del Partido frente al Gobierno, por qué no pasa a la oposición? Nosotros hemos definido claramente nuestra actitud, respaldaremos lo positivo y combatiremos lo negativo. ¿Por qué? ¿Vamos a declarar la oposición por la oposición? ¡Una frasecita, bonita! ¿Pero como justificamos ante el pueblo del Ecuador una oposición violenta en el momento en que se sigue esa política petrolera que es esta siguiendo,, en que se adopta en lo internacional como las de votar por Cuba, como las de no admitir las pruebas atómicas en Oceanía, etc.?. y por otra parte, a quien le hacemos el juego. Supongamos que la oposición y la lucha triunfan y este gobierno se cae. ¿en manos de quien cae en estas condiciones?

Nosotros no podemos hacerle el juego a la reacción, lo que ocurre es que tampoco tenemos por qué dejar para una sola acción reaccionaria del Gobierno; así como apoyamos las medidas positivas, así mismo combatimos todas las posiciones reaccionarias y yo les pido a Uds. Que lean los últimos editoriales de El Pueblo y verán como acentuamos la crítica y señalamos claramente quienes son los responsables.

De allí que nosotros tengamos que empujarlo todo, ahora hay una gran lucha por la Reforma Agraria, el día 8 de Julio tenemos una gran concentración campesina en Guayaquil para la aplicación del Art. 38, que es el artículo aquel que declara terminada la propiedad terrateniente sobre las tierras incultas. La batalla es dura. En las provincias de la Sierra sobre todo, la batalla por la aplicación de la Ley de Aguas va a ser bien dura, pero es que la reacción no entrega fácilmente sus recursos y en estas condiciones ¿Dónde vamos a desembocar? No somos profetas compañeras.

La situación política de este instante es una situación de una trascendencia histórica tremenda, ya no es una simple frase, estamos batallando por el futuro del país, estamos batallando por la revolución del país y entonces el movimiento de mujeres tiene que ocupar su puesto en esta lucha, porque repito lo que decía Lenin “si no se incorporan las mujeres a la lucha no hay revolución posible”.

No podemos olvidarnos que las mujeres constituyen la mitad de la población del Ecuador, sin esa mitad no hacemos la revolución. Y así, compañeras, que nosotros tuvimos que convocar a este Activo para presentarles a Uds. las perspectivas.

Ahora bien, tenemos otro aspecto al que yo me quiero referir: el problema de las organizaciones. Lenin decía: “la revolución no se hace, se organiza”, y en consecuencia tenemos que plantear que tipo de organizaciones para las mujeres. Yo les digo a Uds. Que deberíamos leer a Lenin. Lenin dice, le decía a Clara Zetkin: “de nuestra concepción ideológica se reprenden así mismo medidas de organización, ¡nada de organizaciones especiales de mujeres comunistas! (y lo pone Clara Zetkin entre admiración), la comunista es tan militante del Partido como el hombre comunista, con las mismas obligaciones y derechos, sin embargo no podemos cerrar los ojos ante los hechos, el Partido debe contar con organismos, grupos de trabajo, comisiones, comités, secciones o como se decida denominarlas, cuya tarea especial consiste en despertar a las amplias masas femeninas (observen las tareas que Lenin señala, despertar a las amplias masas femeninas) vincularlas con el Partido y mantenerlas bajo la influencia de éste”. Ni un minuto olvidó Lenin la cuestión de de la revolución como perspectiva, para ello naturalmente es necesario que desarrollemos plenamente una labor sistemática entre estas masas femeninas, debemos agrupar a las mujeres que hayamos conseguido sacar de la pasividad, debemos reclutarlas y armarlas para la lucha proletaria de clase bajo la dirección del Partido Comunista, no solo me refiero a las proletarias que trabajan en las fabricas o se afanan en el hogar, sino también a las campesinas, a las mujeres de distintas capas de la burguesía, ellas también son víctimas del capitalismo y desde la guerra, me refiero a la primera guerra mundial, lo son más que nunca. Por eso tenemos que prestarles atención. Necesitamos nuestros propios organismos para trabajar entre ellas, necesitamos métodos especiales de agitación y formas especiales de organización.

Entonces todos estos planteamientos que hemos hecho tienen que ir a cristalizar en un sistema de organización ¿Qué sistema de organización? Tienen que adaptarse en el Ecuador a cada situación, necesitamos múltiples organizaciones adaptadas a las diferentes situaciones de clase; hay mas, adaptadas a las diferentes situaciones en cada Provincia: por ejemplo, en la Provincia del Cañar no se puede hablar de una masa de mujeres obreras, en consecuencia hay que adaptarse a las diferentes situaciones de clase y adaptarse incluso a situaciones de la Provincia. Es indispensable examinar en cada sitio la situación; por eso lo que voy a decir a continuación no son sino indicaciones generales.

¿Qué vamos a hacer con la mujer obrera y empleada? Nosotros no vamos a hacer nada. Son las organizaciones de mujeres obreras y empleadas, la mujer obrera y la mujer empleada tiene que formar parte de su organización sindical, de la organización sindical correspondiente. Es claro que habrá sitios que solo en una fábrica hayan mujeres y los sindicatos tendrán que ser totalmente de mujeres, pero eso es otro problemas. El problema al que yo me refiero es allí donde hay hombres y mujeres en el sector obrero, no los vamos a separar. Tenemos que luchar en ese sindicato por el papel de la mujer como dirigente del sindicato, pero no en una forma mecánica; tampoco por el hecho de ser mujeres vamos a meter en la dirección del sindicato a una compañera que no sea capaz de nada. Pero tenemos que prestar atención a la formación de los cuadros de mujeres en el movimiento sindical, educarlas políticamente, hacer que jueguen su papel de dirigentes sindicales, y luchar también contra la auto-suficiencia, porque allí también hay compañeras que exageran las cosas y nos plantean que ellas como mujeres tienen prerrogativas especiales en el sindicato. No podemos hacer ninguna diferencia con respecto a los sexos, pues tan obrero es el hombre como es la mujer; lo que enfrentamos es la diferencia de clases. Luchamos eso si contra la discriminación que todavía existe en el movimiento obrero frente a la mujer, es muy lamentable decirlo, pero es así.

En el movimiento sindical necesitamos crear las condiciones de trabajo entre las mujeres.

Con las empleadas como ya les he dicho hay que andarse con un poco mas de cuidado.

La campesina esta un una situación análoga a la de las otras mujeres, pero ya se encuentra incorporada a la lucha activa en las cooperativas y en los sindicatos, pero yo creo que es necesario continuar esta lucha, con la lucha por las poblaciones y aldeas. La mujer campesina tiene que ser uno de los motores de la lucha por el mejoramiento popular en las aldeas, por las escuelas, por el agua, por la salubridad. Trabajo doble si Uds. Quieren, conforme, doble tarea, pero a la una ya están acostumbradas, a la lucha junto al hombre en los sindicatos, están acostumbradas hace tiempo, les recargaremos un poquito de tareas, pero ellas serán el motor de ese movimiento, ya que el movimiento de las mujeres en las aldeas es decisivo, y hay que vincular esta lucha popular con la lucha de la clase obrera.

La mujer de clase media y de estrato popular. Considero que en este terreno tenemos otro tipo de organización: los comités populares, comités de hombres y mujeres, mixtos, en que intervenga la mujer activamente, son comités de defensa de la ciudad y del pueblo, en ellos se tratan todos los problemas de los barrios: el agua, el transporte, las escuelas, etc.

¿Y las profesionales? Creo que además de sus organizaciones específicas tenemos que vincularlas con las organizaciones populares. Observen como nuestros camaradas hombres, los Abogados nuestros, por ejemplo, se vinculan estrechamente con el movimiento sindical, los Médicos comunistas están vinculados con las masas populares, hacen un verdadero trabajo de propaganda, pero no hacemos que las mujeres hagan lo mismo, y a veces camaradas Uds. Mismas no quiere entrar en ese camino. No enfrentamos en consecuencia la organización de las profesionales para llevarlas a una lucha de tipo feminista, las enfrentamos para llevarlas a la lucha de clases.

Y lo mismo con las maestras.

Finalmente tenemos un sector de una combatibilidad extraordinaria en este instante, se trata de las estudiantes, el sector de las estudiantes requiere de nosotros una atención muy especial. ¿Por qué? Los estudiantes del Ecuador están luchando contra el actual sistema educacional, pero es en el movimiento de los estudiantes donde se están produciendo las más serias desviaciones ideológicas, tremendas desviaciones ideológicas y nosotros tenemos que redoblar nuestro esfuerzo. Es allí donde están surgiendo posiciones extremistas y quiero decirles con dolor, que las posiciones extremistas son muy frecuentes en las compañeras estudiantes, que son en muchas ocasiones de una agresividad aun mayor que los ultraizquierdistas varones, por eso lo que yo aconsejo y lo que nosotros sugerimos, es la lucha ideológica redoblada en el sector de las mujeres. De allí que nosotros en este sector tengamos que redoblar nuestro trabajo, no vamos tampoco a crear organizaciones de mueres comunistas estudiantes, la lucha no está fuera, la lucha esta dentro de las propias organizaciones estudiantiles, dentro de la FESE; así como en el movimiento sindical, igual, pero, en este caso, todavía mucho más difícil y mucho más duro.

Y quiero decirles también, que tenemos que luchar dentro de nuestras propias filas, con menorcitas y con mayorcitas, contra todas las desviaciones de tipo moral que a veces se producen en las filas de las mujeres comunistas. Hablemos claro, surgen y subsisten, aun en las filas de las mujeres comunistas jóvenes y viejas, concepciones incorrectas desde el punto de vista moral, y no es que me venga a convertir aquí en un cura, pero entre convertirse en un cura o el relajo, se encuentra la posición correcta en medio, la posición de entender la vida moral, de entender incluso la vida sexual en una forma de relajamiento y de depravación. Quiero decirles que comienzan a filtrarse aún en nuestras filas esos sentimientos, pero el Partido y la Juventud Comunista están ahora alertas y estamos luchando contra esas desviaciones. Por eso yo les pido a las compañeras comunistas que nos ayuden es esta lucha también, en todos los sectores de mujeres. No se puede admitir en las filas del Partido Comunista situaciones incorrectas.

En todas estas organizaciones hay un denominador común, la lucha ideológica; sin esta lucha no cumplen las organizaciones de mujeres su finalidad revolucionaria. Pero la lucha ideológica comienza par cada una de Uds. El Comité Central del Partido se sentiría verdaderamente feliz, si la primera batalla en esta lucha ideológica fuera este Activo, ese ha sido nuestro propósito en este Activo, dar la primera batalla ideológica por el esclarecimiento definitivo de estos problemas. La lucha ideológica tiene que ser desplegada por Uds., todas Uds. Están militando en células, explique en su célula la capacitación política y si las responsabilizan a Uds. de la capacitación, acéptenle y cumplan con el deber y denle una lección a los hombres incapaces de estudiar. Lógicamente todo esto implica una gran madurez política en Uds. reconozco que el trabajo no es sencillo, que tenemos que tener una gran claridad de ideas y esa no la ganamos sino estudiando, hay que estudiar, hay que estudiar permanentemente.

Hay un problema más en este terreno de las organizaciones. ¿Cuál problema? El de las secciones femeninas en los organismos de masas. Ya hemos dicho que no vamos a formar sindicatos de mujeres, que no vamos a formar una sección femenina de Unidad Democrática Popular, que no vamos a formar un Partido Comunista de mujeres, la sección de mujeres del Partido Comunista ya hemos dicho todo eso, peor el mismo Lenin decía en lo que yo les leí: tienen que hacer grupos de trabajo, tienen que haber comisiones encargadas del trabajo entre las mujeres, comisiones en el Partido, comisiones en los sindicatos, comisiones de trabajo entre las mujeres de la Juventud Comunista, en todas partes, es absolutamente necesario la formación de esas comisiones. Vamos a exigir, y exijan Uds. en la provincia de cada una, que no haya Federación de Trabajadores que no tenga una Comisión encargada del trabajo entre las mujeres, exijan camaradas campesinas que en la UCAL y en la FTAL, haya una comisión de trabajo entre las mujeres campesinas. Exijamos todos desde el Comité Central que los compañeros de la Confederación de Trabajadores del Ecuador, a los 28 años se acuerden de que la mitad de la población del Ecuador es de mujeres, que la masa obrera de mujeres crece; y que conforme una verdadera y capaz comisión de trabajo entre las mujeres.

Pero cuando hablo de comisiones de mujeres no es que forzosamente tenga que estar integrada por mujeres, es que los hombres tenemos que prestar la ayuda a esto.

El otro problema a que me quiero referir es el siguiente: el problema de una organización unificada de mujeres en el Ecuador.

En el Comité Central pensamos que ese problema no lo debemos precipitar, que ese es un problema que tiene que ser examinado en la marcha de la lucha. Si ustedes se ponen a pensar en el destino que han corrido las organizaciones de mujeres unificadas que hemos tenido en el Ecuador, nos darán la razón. Hemos tenido: La Unión Nacional de Mujeres del Ecuador, que incluso realizo un congreso al que invito al Parido Comunista, nuestras compañeras fueron, contribuyeron, etc., ¿A dónde ha ido a parar esa organización? Ha ido a parar en el camino del feminismo, en el camino del reformismo burgués, casi me atrevería a decir, en el camino a la entrega a las clases dominantes y al imperialismo. Esta es la situación.

¿De quién la culpa? La culpa es nuestra, de hombres y mujeres, ¿Por qué? Porque no tuvimos la clara concepción de lo que tenía que ser nuestra posición allí, porque nos dejamos arrastrar por las posiciones de las clases no obreras, no supimos impulsar la lucha sobre las bases marxistas-leninistas en la concepción del movimiento de mujeres, las formulamos muy bonito, pero en la lucha misma no la aplicamos.

Otra organización: el Comité de Defensa de los Derechos de la Mujer Trabajadora, eso parece que está muerto, y no hay que proponer resucitarlo ¿Por qué?, porque viola todos los principios que estamos diciendo, los derechos de la mujer trabajadora no tienen por qué ser defendidos por un comité especial, tienen que ser defendidos por el movimiento sindical en conjunto y obligar a los hombres a pelear por los derechos de la mujer trabajadora.

Entonces compañeras nosotros pensamos que es prematuro pensar en una organización unificada de mujeres, que no nos conduce a nada. El Comité Central piensa que la unificación la hacemos a través del factor fundamental de este problema como de todos los otros problemas de la revolución, a través del Partido Comunista del Ecuador.

En esta etapa del proceso de organización de las mujeres, la unificación la realizamos a través del trabajo coordinado de todo el Partido, desde el Comité Central hasta su último militante.

Por eso es necesario examinar también la situación de las mujeres en relación con el Partido y señalarnos criterios organizativos correctos. Hay en el Partido un escaso número de mujeres y esto no puede seguir, el Partido tiene que lanzarse a un trabajo de reclutamiento de mujeres comunistas. Si no crecen ideológica y numéricamente las mujeres comunistas no se puede hacer absolutamente nada.

Por otra parte tenemos que aumentar el número de mujeres en los organismos dirigentes del Partido. El número de mujeres en organismos de dirección del Partido corresponde a la situación actual, pero eso tiene que cambiar. Tenemos que aumentar el número de militantes mujeres.

¿Dónde está el origen de esto? Hay en el Partido un menosprecio para la mujer. Hablemos claro, en los hombres comunistas hay un menosprecio para la mujer, y hay un menosprecio para la mujer, en las mujeres comunistas, que es lo peor. Las propias mujeres se sienten inferiores a los hombres comunistas, tampoco el orgullito de sentirse capaces de dirigir la revolución cuando no son capaces de eso, hay que ponerse en el justo término, estudien, perfeccionen sus conocimientos y ocupen y reclamen el puesto que les corresponde en el Partido; y a los hombres a abrir el paso a los cuadros de mujeres que ascienden. Tenemos pues que luchar contra esta discriminación. Hay resistencia de los hombres a la militancia de las mujeres en el Partido, y tenemos hombres y mujeres que luchan contra el don juanismo, y la mejor manera de luchar contra esto, es metiendo a nuestras mujeres al Partido aunque parezca mentira, porque entonces las propias mujeres van a combatir el don juanismo. Esta es la situación, toman al Partido como pretexto para otras actividades. Y los secretarios de las células tienen que luchar contra eso, sean hombres o mujeres, y no admitir esa situación. Nosotros necesitamos crear un partido con un ambiente moral, limpio, de moral comunista, que le permita a la mujer vivir, trabajar en el Partido y desarrollarse en el Partido.

Por otra parte nosotros necesitamos un proceso de formación ideológica especial para las mujeres, para la formación de los cuadros del Partido.

Hay una cosa más en lo relacionado con las mujeres del Partido: la falta de educación política de todas las mujeres del Partido. Yo se que Uds. están aplastadas por múltiples tareas, están aplastadas por las tareas del trabajo, por las tareas de la casa, por las tareas de atención de los hijos, etc., pero siempre hay un tiempo para estudiar, siempre hay un tiempo para la formación ideológica, y yo les pido que se tomen ese tiempo, no pueden continuar por ese camino.

Hay una proliferación de tendencias feministas en el Partido, de tendencias a creer en la superioridad de la mujer. Nosotros luchamos contra la tendencia a creer en la superioridad del hombre, pero luchamos igualmente contra la tendencia a creer en la superioridad de la mujer. Hay compañeras que dicen:”Uds. los hombres son unos cobardes, son unos ociosos, no hacen tal cosa, no hacen cual cosa, nosotros lo vamos a hacer”. Den el ejemplo, no den el ejemplo tan solo con la lengua, dennos entonces el derecho de decirle a los hombres: “tú compañera tienes la razón, ella es más valiente que tú, tú eres un cobarde, tú no tienes derecho a ser cobarde”, pero hay que luchar contra esto compañeras. Y luego en general en nuestro movimiento tenemos que hacer tolo lo necesario para conocer la realidad de la mujer ecuatoriana.

Nos quedan por delante en consecuencia una serie de tareas por realizar.

Ya para concluir, quiero referirme a otro aspecto: al aspecto del trabajo internacional. Uds. saben que huy un organismo internacional de mujeres, la Federación Democrática Internacional de Mujeres. En el Ejecutivo del Comité Central hemos estado examinando en estos últimos días, con motivo de este Activo, la trayectoria de la Federación Democrática Internacional de Mujeres y constatamos que no es muy buena, y que hay una tendencia un poco reformista que se comienza a filtrar en el seno de esta organización, pero eso no es culpa solo de la dirección internacional de la Federación Democrática Internacional de Mujeres, es culpa de las secciones nacionales también que se dejan ganar por el reformismo y nosotros queremos que las mujeres ecuatorianas contribuyan a rectificar ese proceso. Nosotros estamos afiliados a la Federación Democrática Internacional de Mujeres, y con una justa concepción y con un buen trabajo en el Ecuador podemos contribuir internacionalmente, no tengamos el complejo de inferioridad de que no pesamos nada.

Camaradas: El Comité Central concluye así su informe. Nosotros consideramos que este Activo debe marcar un viraje de todo el Partido en el frente de mujeres. Este viraje es una contribución a la revolución ecuatoriana y es también compañeros una contribución a nuestro próximo IX Congreso del Partido, a reunirse en el mes de Noviembre de 1972. Nosotros queremos ver en el IX Congreso del Partido una gran concurrencia de camaradas delegadas por la base del Partido, que hayan hecho meritos suficientes para venir al Congreso, y queremos ver que se rectifiquen todos los procedimientos y todas las concepciones erróneas. Esto obliga a dos trabajos, primero a una discusión franca, abierta de los criterios que han sido sostenidos en este informe del Comité Central, tanto en este Activo como en los organismos del Partido, y en segundo lugar, a la elaboración de resoluciones correctas que sean aplicadas en la realidad. Para esto es necesario que todos pongamos nuestros esfuerzos, desde el Comité Central hasta la base.