Rosa Luxemburgo

Las elecciones para la Asamblea Nacional

 


Escrito: diciembre de 1918.

Publicado por primera vez: (Rote Fahne 23 de Diciembre 1918)

Fuente de esta edicion: Texto tomado del Mia.org, en ingles.

Traduccion: Carlos Guerrero, con cuyo permiso aparece aqui

Transcripcion/html: Rodrigo Cisterna, abril de 2014.


 

Tras su espléndida "victoria" en el Congreso de los Consejos de Obrero y Soldados[*], la multitud Ebertista cree que su golpe maestro ha tenido éxito contra el poder de los consejos, en contra de la revolución proletaria y el socialismo.

Se equivocan. Ha llegado el momento de acabar con este plan contrarrevolucionario, para frustrar esta acción de las tropas de defensa capitalistas, mediante una acción revolucionaria de las masas.

Justo como hemos explotado la infame franquicia prusiana de las tres clases para luchar contra el parlamento de tres clases, así vamos a utilizar las elecciones a la Asamblea Nacional para luchar contra la Asamblea Nacional.

Aquí, por supuesto, la analogía se detiene. Para los defensores reales de la revolución y del socialismo, la participación en la Asamblea Nacional de hoy no puede tener nada en común con el método tradicional acostumbrado de "explotar el parlamento" para los susodichos "logros positivos". No vamos a participar en la Asamblea Nacional con el fin de volver a caer en la vieja rutina del parlamentarismo, ni aplicar parches correctivos menores y cosméticos a los proyectos de ley, ni para 'emparejar fuerzas', ni llevar a cabo una revisión de nuestros partidarios, ni por otras razones descritas en la muy conocida fraseología de la del burgués parlamentario y en el vocabulario de Haase y compañía.

Ahora estamos en medio de la revolución y la Asamblea Nacional es un bastión contrarrevolucionario erigido contra el proletariado revolucionario. Ha llegado el momento, pues, de asalto y derribar esta fortaleza. Las elecciones, la tribuna de la Asamblea Nacional, deben ser utilizadas para movilizar a las masas contra la Asamblea Nacional, para reunirlas a la lucha más exigente. Nuestra participación en las elecciones es necesaria, no con el fin de colaborar con la burguesía y sus escuderos en la elaboración de leyes, sino para echar a la burguesía y a sus escuderos fuer del templo, para asaltar la fortaleza de la contrarrevolución, y levantar por encima de él la bandera victoriosa de la revolución proletaria.

¿Con el fin de hacer esto, es necesaria una mayoría en la Asamblea Nacional? Sólo aquellos que se suscriben a cretinismo parlamentario, para quienes decidirían la revolución y el socialismo con mayorías parlamentarias, creen esto. No es la mayoría parlamentaria en la Asamblea Nacional, sino las masas proletarias fuera, en las fábricas y en las calles, quienes decidirán el destino de la Asamblea Nacional.

Los caballeros alrededor de Ebert y Haase, los Junkers, los capitalistas y sus acólitos, estarían muy complacido si los dejáramos solos y si el proletariado revolucionario se contentara con el papel observadores, que calmadamente miraran mientras dentro ¡su destino es decido!

Nada saldrá de este cálculo. Sin embargo, rápidamente ellos podrían realizar su labor contrarrevolucionaria con toda seguridad bajo cubierta -gracias a los mamelucos del Congreso de los de los Consejos de Obreros y Soldados- seguir esto siendo un buen cálculo si pasamos por alto un factor de suma importancia. Este vital factor es la masa proletaria, el portador real de la revolución y sus tareas socialistas. Es la masa, decidirá sobre la suerte y el resultado de la Asamblea Nacional. Lo qué pase con la Asamblea Nacional depende de su propia actividad revolucionaria. Por consiguiente, la mayor importancia se debe conceder a la acción exterior, que debe golpear con furia a las puertas este del parlamento contrarrevolucionario. Pero incluso las propias elecciones y la acción de los representantes revolucionarios de la masa dentro del parlamento deben servir a la causa de la revolución. Para denunciar sin piedad y en voz alta todos los trucos y trampas de la bendita asamblea, para exponer su labor contrarrevolucionaria ante las masas a cada paso, para llamar a las masas a tomar la decisión de intervenir - esta es la tarea de la participación de los socialistas en la Asamblea Nacional.

Los señores burgueses, con el gobierno de Ebert a la cabeza, usaran la Asamblea Nacional para desterrar y paralizar la lucha de clases y para evitar la adopción de decisiones revolucionarias. En contra de este plan, la lucha de clases debe irrumpir en la propia Asamblea Nacional, que debe utilizar las elecciones y las deliberaciones de la Asamblea Nacional, precisamente con el fin de acelerar las decisiones revolucionarias.

Nos aproximamos a tiempos turbulentos. El desempleo y conflictos económicos crecerán sin descanso en las próximas semanas y meses.

La gran confrontación entre capital y trabajo determinará el curso de la historia futura y, en su resultado final, no admite ninguna otra decisión que la destrucción de la dominación capitalista y el triunfo del socialismo. Este enfrentamiento se encargará hacer aparecer la actividad y el sentimiento revolucionario de las masas en el país el cual crecerá cada día.

Según el plan de los seguidores de Ebert, la Asamblea Nacional creará una presa contra esta avalancha revolucionaria. Por lo tanto, debe ser una cuestión de dirigir el diluvio a la derecha en ya través de la Asamblea Nacional para lavar la presa de distancia. La acción electoral y el suelo de este parlamento contrarrevolucionario deben ser un medio de formación, reuniendo y movilizando a la masa revolucionaria, y una etapa en la lucha por el establecimiento de la dictadura del proletariado.

Un asalto de las masas sobre las puertas de la Asamblea Nacional, y el puño cerrado del proletariado revolucionario levantado desde en medio de la asamblea agitando la bandera cuyas letras de fuego digan: Todo el poder a los consejos - ¡esta es nuestra participación en el Asamblea Nacional!

¡Proletarios, camaradas, a trabajar! No hay tiempo que perder. Hoy las clases dominantes siguen regocijándose en la acción victoriosa del gobierno Ebert en el Congreso de concejos, ellos ponen sus esperanzas en el 19 de enero como el regreso de su dominación de clase. [**] No los dejemos regocijarse tan pronto. Los ideas de marzo no son pasado, ni siquiera los ideas de enero. El futuro pertenece a la revolución proletaria, todo lo demás debe estar al servicio de sus fines, incluyendo las elecciones a la Asamblea Nacional. ●

Die Rote Fahne.,
23 de diciembre

 


Notas al pie

[*] El Congreso Reich de los Consejos, reunido en Berlín del 16 de diciembre 1918, votaron a favor de la Asamblea Nacional y rechazó las propuestas que han investido a los consejos obreros como el poder supremo.

[**] La fecha fijada para las elecciones a la Asamblea Nacional.