Rosa Luxemburgo

El "Asunto Dreyfus" y el "caso Millerand"

Respuesta a una consulta internacional

 


Escrito: 1899

Fuente de esta Edicion: Rosa Luxemburgo, 1899, Respuesta a una consulta internacional. Traducción del francés

Traduccion: Carlos Guerrero, con cuyo permiso aparece aqui.

Transcripcion/Html: Rodrigo Cisterna, Abril de 2014.


 

El principio socialista de la lucha de clases del proletariado exige una acción donde sus intereses como clase sean puestos en cusa. Este es el caso para todos los conflictos que dividen a la burguesía. Cualquier movimiento en las relaciones de las fuerzas sociales de la sociedad burguesa, todo cambio en las relaciones políticas del país influye también en primera línea sobre la situación de la clase obrera. Nosotros no podríamos asistir a lo que pasa dentro de la burguesía, como testigos indiferentes, más que en el caso donde el socialismo se puede lograr fuera de la sociedad burguesa, por ejemplo mediante el establecimiento en cada país una colonia separada. Pero no soñamos en emigrar por así decirlo de la sociedad burguesa en una sociedad socialista, sino por al contrario queremos derrocarla por los mismos medios creados en el seno esta sociedad, el proletariado debe esforzarse, en su marcha antes de la victoria, en influenciar todos los eventos sociales en el sentido de que sea favorable. Se debe tratar de lograr ser una potencia en todos los acontecimientos políticos de la sociedad burguesa, que pese cada vez mucho más en la balanza. El principio de la lucha de clases no sólo no puede prohibir, sino que se requiere la intervención activa del proletariado en todos los conflictos políticos y sociales de importancia que ocurren dentro de la burguesía.

En cuanto al asunto de Dreyfus, en particular, no necesita la intervención del proletariado en este caso ser justificada ni desde el punto de vista general acerca de los conflictos burgueses, ni desde el punto de vista de los intereses de la humanidad para la sociedad. Porque en el caso Dreyfus se han manifestado cuatro factores sociales que le dan el sello de una relación directa con el tema de la lucha de clases, estos son: el militarismo, el chauvinismo, el nacionalismo, el antisemitismo y el clericalismo. Estos enemigos directos del proletariado socialista, los combatimos siempre en la agitación general, con la palabra y la pluma bajo nuestros principios y nuestras tendencias generales. ¿Cuán incomprensible seria no entrar en la lucha contra estos enemigos para desenmascararlos, no como clichés abstractos, sino con los eventos vivos del día?

En la misma participación de los socialistas en el movimiento provocado por el caso Dreyfus no puede haber ninguna duda desde la perspectiva de la lucha de clases. No puede tratarse más que del cómo es esta participación. Desde este punto de vista el papel de la clase obrera socialista difiere esencialmente de la función de los elementos de "revisionistas" burgueses. Mientras que para ellos no se trata más que de la preparación del asesinato legal, el caso proporciona a los socialistas la rara oportunidad de hacer evidente la desintegración de la sociedad burguesa. Mientras que los elementos burgueses, por su acción en el Estado Mayor, querían sanar el militarismo de su absceso para que sea capaz de vivir, los socialistas al contrario se ven obligados a luchar contra el mismo sistema del militarismo en su decadencia y de oponerse a la reivindicación de las milicias y del armamento popular.

La actitud del Partido Socialista, por lo tanto, podría ser diferente de una manera tan fundamental que los dreyfusianos burgueses ni siquiera tienen la necesidad de hablar de un apoyo del mundo "revisionista" burgués de parte de los socialistas, estos últimos habiendo encontrado la oportunidad de dirigir una lucha totalmente independiente, es decir, una lucha de clases netamente caracterizada que les diferencia de otras fracciones del movimiento.

En qué medida este movimiento ha tenido este carácter, es otra cuestión. Creemos que por aquí y allá el punto de vista de la justicia abstracta y la defensa de la persona de Dreyfus, ha sido puesto quizás demasiado por adelante por nuestros camaradas y hemos descuidado un poco la agitación en favor del sistema de milicias. Esto ha tenido como consecuencia que el proletariado quizás ha adquirido menos conciencia de clase de la que podía adquirir. Pero la crítica es fácil, el arte es difícil. Y el resto de los camaradas franceses tienen muchas más ocasiones para utilizar con todas sus consecuencias, en provecho de la lucha de clases, las enseñanzas del caso Dreyfus, cuando todos los socialistas en Francia hayan comprendido la importancia de este evento social para la causa del proletariado.

La importancia política propiamente dicha del asunto Dreyfus para el proletariado consiste en nuestra opinión, en este caso, en que tenemos la oportunidad de hacer un gran movimiento político de revuelo en todo el país, como parte de lucha de clases y de esta manera en un corto espacio de tiempo, de difundir mucho más la conciencia socialista que no pudo desarrollarse durante muchos años por medio de la propaganda de principios abstractos.

Es por esto, que este movimiento ha dado lugar a una corriente irresistible de varias organizaciones socialistas. Y si el movimiento Dreyfusista ha causado en las filas socialistas una fuerte repulsión, esto es, a nuestro juicio, el verdadero sentido, aunque instintivo, que todo gran movimiento espontáneo de clase del proletariado francés no se detiene ante los límites de las diferentes organizaciones y amenaza con barrerlas. Pero es por eso, precisamente, que la reunión de las fuerzas dispersas del socialismo francés, es vista como un requisito previo para cualquier acción amplia y contundente. Y nosotros personalmente, no tenemos miedo de reunirnos con diferentes organizaciones socialistas en el libre juego de la lucha política cotidiana, el menor peligro para las enseñanzas de Marx y de los principios de la democracia socialista, siempre y cuando ya han tomado raíces en Francia. No hay para la democracia socialista mejor escuela que una amplia y viviente lucha de clase liberada de clichés abstractos. La concepción materialista de la historia no nos permite aquí creer en el desarrollo de un movimiento popular en vivo, engendrado por las fórmulas abstractas, sino al contrario sobre la base material de una lucha de clases grande y poderosa que abarque a todo el proletariado que se dará una comprensión clara de la teoría y los principios.

La respuesta a la segunda cuestión, a saber, la participación de los socialistas en el gobierno burgués depende de cómo se propone la participación -ya sea como una forma normal de la lucha socialista, tales como la participación en las asambleas legislativas- ya sea como una medida excepcional en un momento excepcional en la vida del Estado. Parece que el ciudadano Jaurès en su artículo "Organicémonos"(Petite République-Pequeña República del 17 de julio) se coloca en el último punto de vista planteando la cuestión clara y distintamente: "¿Un socialista puede que en un momento de crisis y por un tiempo específico responder a la llamada de los partidos burgueses y unirse a ellos para un acto del gobierno" y enseguida dice en referencia a un artículo que publicamos en el Leipziger Volkszeitung (6 de julio) en el cual también reconocemos como admisible la entrada en un socialista en el gobierno en casos absolutamente excepcionales, pero dudábamos de que un caso de este género sea el que ocurre este momento en Francia: "Esto es una cuestión de hecho "(y no de principio). Si nos planteamos la cuestión de esta manera, si sólo se considerará una obra determinada, entonces seria verdaderamente doctrinarismo estrecho en lugar de la oposición de un no categórico de las exigencias del momento y complicaciones de la situación.

Así que en caso Millerand, la cuestión se reduce a saber si la situación dada en Francia hacía muy necesaria la entrada de un socialista en el gabinete ministerial. Aquí no se puede tener en cuenta las condiciones de que los camaradas franceses son los únicos capaces de juzgar. Sino en la medida en que es permitido un extranjero tener una opinión, y nos parece que la falta de una de las condiciones previas, es decir, un partido fuerte y unido sólo podría dar un mandato para este experimento peligroso, muestra que la experiencia es inaceptable. Pero en un artículo posterior, Jaurès parece planear algo un poco diferente. En el artículo "Método Socialista" (Petite République, del 3 de agosto), parece plantear la actividad del gobierno socialista burgués en el mismo plano que sus actividades ante el Parlamento, el Ayuntamiento, etc. "Es cierto, -dice-, que hoy el socialismo es lo suficientemente fuerte como para penetrar en todas las instituciones y apropiarse de todos los poderes sin dejarse absorber por la sociedad burguesa."

De esta manera aceptamos en principio, la penetración en el gobierno como una de las muchas formas de la acción socialista, pero no está en armonía con la naturaleza esencial del socialismo. Los puntos de vista que creemos que deben servir como guías, se han desarrollado en el artículo antes citado, el 6 de julio y no podemos limitarnos más que a lo esencial.

El único método con el que podemos lograr la realización del socialismo es la lucha de clases. Podemos y debemos penetrar en todas las instituciones de la sociedad burguesa y utilizar todos los acontecimientos que ocurren allí y que puede llevar la lucha de clases. Es desde este punto de vista que la participación en el caso Dreyfus fue impuesta por el espíritu socialista de la conservación. Pero es precisamente desde este punto de vista también que la participación en el poder burgués parece contra-indicado por la naturaleza del gobierno burgués excluye la posibilidad de la lucha de clases socialista. No es que temamos por los socialistas los peligros y dificultades de la actividad ministerial: nosotros no debemos retroceder ante ningún peligro ni dificultades ligadas al puesto donde ponemos los intereses del proletariado. Pero el gabinete ministerial no es, en general, un campo de acción para un partido en la lucha de clase del proletariado. El carácter de un gobierno burgués no está determinado por el carácter personal de sus miembros, sino por su función orgánica en la sociedad burguesa. El gobierno del Estado moderno es esencialmente una organización de la dominación de clase cuya función reguladora es una de las condiciones de existencia del Estado de clase. Con la entrada de un socialista en el gobierno, el dominio de la clase sigue existiendo, el gobierno burgués no se convertirá en un gobierno socialista, sino el socialista se convertirá en un ministro burgués. Las reformas sociales a un ministro amigo de los trabajadores puede realizar no tienen en sí mismas nada de socialistas, serán socialistas en la medida en que se obtienen mediante la lucha de clases. Pero viniendo de un ministro del gabinete, las reformas sociales no pueden tener el carácter de clase del proletariado, sino sólo el carácter de la clase burguesa, pues el ministro, por el cargo que ocupó, las relacionara con la responsabilidad de todas las demás funciones el gobierno burgués, como el militarismo, etc. Mientras que en el Parlamento, o en el Consejo municipal [ayuntamiento], podemos obtener reformas útiles combatiendo al gobierno burgués, si llegamos a las mismas reformas ocupando puestos ministeriales, solo será apoyando al Estado burgués. Por tanto la entrada de los socialistas en un gobierno burgués no es, como se cree comúnmente, una conquista parcial del Estado burgués por los socialistas, sino una victoria parcial del Partido Socialista por el Estado burgués. ●