Salvador Allende

Palabras pronunciadas en la ceremonia de juramento de Ministros


Pronunciado: El 28 de agosto de 1973.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 10 de febrero de 2016.


Señoras Ministros, subsecretarios, señores Comandantes en Jefe de las Fuerza Armadas;

Señor Director General de Carabineros;

Autoridades civiles y militares;

Estimadas compañeras;

Estimados compañeros;

En la tarde de hoy, vamos a proceder a hacer un reajuste del actual Gabinete. Deseo, previamente, hacer unas breves consideraciones iniciales.

El 8 de agosto designé un Gabinete que estaba integrado por representantes de los partidos populares, por los señores Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas y el señor Director General de Carabineros. Dije que, a mi juicio, este Gabinete se denominaba de Seguridad Nacional; que pensaba que era, posiblemente, la última oportunidad que tendríamos para evitar un enfrentamiento y la guerra civil entre los chilenos. Solicité el concurso de los señores Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas, y del señor Director General de Carabineros, por que la economía del país estaba siendo violentamente atacada por un nuevo paro sedicioso de los transportistas, similar, en sus características y en el fondo, al de octubre del año pasado.

Hoy, quiero que el país medite en algunas breves cifras que voy a dar. Se calcula que un camión tiene un ingreso mensual de 400 mil escudos, con lo que debe hacer frente a todos sus gastos, chofer, pioneta, carburante, etc.

En Chile hay 20 mil camiones parados. En un mes, han dejado de percibir ‐los transportistas‐ 8 mil millones de escudos.

¿Quién financia esto? ¿De dónde sale este dinero? ¿Qué razones puede haber para rechazar las proposiciones claras y abiertas que el Gobierno ha hecho? Las mismas que también se les han propuesto a algunos sectores del rodado que se han declarado en huelga solidaria, y levantando algunas reivindicaciones que el Gobierno también ha encarado. Es el caso del actual Ministro de Obras Públicas, General Magliocchetti. Está prácticamente nueve días en su Ministerio. Ha trabajado un promedio de doce horas diarias, sin exagerar. En diálogos, conversaciones, proposiciones, estudios, contraposiciones. ¿Cuándo un Gobierno ha demostrado una mayor amplitud y el deseo de encontrar una solución equitativa? Sin embargo, hasta hoy no hay una definición. He dicho al Ministro, señor Magliocchetti, después de conversar con él y estando él de acuerdo, que hoy terminan las conversaciones.

Definitivamente. El gremio del rodado entiende que está perjudicando extraordinariamente al país, o comprende que debe aceptar las proposiciones hechas por el Ministro señor Magliocchetti, a nombre del Gobierno, y por el señor General Contreras, que ha reemplazado al General Brady como Interventor General, o lisa y llanamente el Gobierno tomará todas las medidas que sean necesarias.

Absolutamente todas, para impedir que Chile siga siendo azotado y desbastado, y para poner atajo definitivo al terrorismo cobarde y artero, que ha azotado implacablemente, de norte a sur, a la Patria.

Quiero que se mediten estas cifras: en la producción nacional, el paro significa una merma de 100 millones de dólares.

Habrá que invertir 50 millones de dólares en camiones, en chasís, en repuestos, en un rubro que golpea muy de cerca a miles y miles de chilenos, especialmente a las madres. Tres millones seiscientos mil niños, 3 millones 600 mil personas, siendo el 80% niños, de embarazadas y nodrizas, han sido perjudicados por el paro de los transportistas. Sólo el 50% de la producción lechera ha llegado a las plantas industrializadoras. Son millones y millones de litros de leche, tan necesarios para nuestros niños, para los hijos de los trabajadores, para lo hijos del pueblo, que se han perdido por la irresponsabilidad de los dirigentes de los transportistas, algunos de los cuales, cínicamente, le han dado un carácter político a su movimiento.

En el caso de la vivienda, hay 80 mil viviendas que están semi‐paralizadas, lo cual amenaza con cesantía a 90 mil trabajadores.

Teníamos proyectado un esfuerzo nacional fecundo, serio. Estábamos satisfechos de las siembras de invierno. Habíamos duplicado las siembras este año, en comparación con las del año pasado. Se sembraron 600 mil hectáreas el 73.

Teníamos proyectado sembrar para la primavera 750, 800 mil hectáreas. Se consultaba transportar 370 mil toneladas de fertilizantes entre agosto y Noviembre. En agosto sólo se pudieron transportar 20 mil toneladas. Han quedado sin transportar 78 mil toneladas, con la amenaza de quedar sin poder ser cultivadas 170 mil hectáreas. La sustitución de la producción de esas 170 mil hectáreas, significaría más de 60 millones de dólares. Piensen ustedes.

Mediten y dense cuenta de lo que eso significa.

Por ello el Gabinete del 8 de agosto tenía ese contenido. Defender a Chile en su economía.

Establecer el orden público. Evitar la crisis política y la crisis económica. Nos interesaba y nos preocupa y nos preocupará siempre la seguridad y la vida de nuestra gente, y la preservación de los bienes, que son patrimonio individual o que son patrimonio colectivo.

Por eso ese Gabinete, y el actual, en que están representadas las Fuerzas Armadas junto a los sectores populares, tienen la misión de atajar la guerra civil y afianzar la seguridad nacional.

Pero, tenemos que tener conciencia de que en las últimas semanas se ha intensificado la ofensiva insurreccional, la huelga de los transportistas y del rodado, la paralización medida y parcial del comercio. Se ha agregado el aporte de sectores gremiales, que, quebrando lo que es la norma que siempre tuvieron, han decretado, inclusive, huelga indefinida con un propósito político. Al iniciarse el paro -les pongo un ejemplo‐ algunos gremios solicitaron la salida del entonces Subsecretario de Transportes, Jaime Faivovich, quien, desde el primer momento renunció. No acepté su renuncia, sino cuando dejaron de poner como exigencia algo insólito y contra toda norma administrativa. Hoy día, tal como lo había previsto, ya hay algunos sectores que hablan de la renuncia del Presidente de la República. Yo he dicho con la calma y la profundidad necesaria, que yo no estoy aquí “de prestado”, y tengo sentido de la dignidad del cargo y de la responsabilidad que tengo frente al pueblo y a la historia de mi Patria.

Limpiamente gané las elecciones, que ratificó el Congreso. He dirigido un proceso de transformaciones y de cambios que causa la admiración del mundo, más allá de lo personal de los que actuamos, porque se hace en un marco de respeto a todas las ideas, a todos los principios y a todas las doctrinas, dentro de la Constitución y de la Ley. Por eso las Fuerzas Armadas han estado y estarán con el Gobierno.

No me van a exigir que renuncie los, que siempre estuvieron en contra del movimiento popular. Y si pretenden hacerlo, es porque saben que yo soy su vocero y su intérprete. No dudaría un segundo en renunciar si el pueblo, si los trabajadores, si los campesinos, los técnicos y los profesionales de Chile así me lo demandaran o me lo insinuaran, y por cierto, los partidos populares, base y sostén de este Gobierno.

Pero los problemas no son personales. La historia no se hace en base a las actitudes de algunos hombres. Yo represento y encarno a un proceso revolucionario de transformaciones que no será detenido ni con el terror, ni con la amenaza fascista.

Lamentablemente el terrorismo no ha cesado, aun después de la formación de un Gabinete cívico‐militar. Ya recordé lo que significó para el Gobierno, para Chile, el asesinato del Jefe de la Casa Militar, mi estimado amigo el Comandante Arturo Araya, pero además, son siete las víctimas del terrorismo; son modestas personas, son choferes, son campesinos, son obreros que acompañaban a los choferes en trabajo voluntario, es una modesta mujer que hacía lo mismo. Han pagado con sus vidas el cariño a nuestra Patria y eso no lo puede olvidar Chile.

Tiene que demandar la sanción para los responsables.

Toda una campaña de prensa increíblemente audaz, turbia y torpe, pretende inculpar a un pobre sujeto del asesinato del Comandante Araya; a los pocos días, el Servicio de Investigaciones, cumpliendo una extraordinaria tarea, esclarece los hechos y como siempre, son de Patria y Libertad, los ligados a ese sector, el mismo grupo social que asesinara al General Schneider. Pero la prensa reaccionaria los moteja de “muchachos alocados”. Se vuela el gaseoducto de “El Cristal”, una campaña intensa, igual, un “comandante Sabino”, el responsable. Un modesto trabajador, sin abogado, sin recursos. Cuántos y cuántos artículos para denostarlo y condenarlo, para decir que era un militante de la izquierda y a los diez días quedó en libertad incondicional. Ahí están, incomunicados, Iñiguez y Prieto, que tienen algo que ver, como el propio Thieme lo ha reconocido. El gaseoducto de “Los Cristales” fue volado igual que el oleoducto de Valparaíso, por la misma mano, por la misma gente, por la misma irresponsabilidad, por la misma cobardía.

Ellas mismos, que a través de la insolencia del Jefe Fascista ‐Thieme‐ en una entrevista Washington Post dijeran: “Tenemos que quemar al país para salvarlo del enemigo” y agregó, en entrevista publicada ayer en el Washington Post: “Nuestro propósito es acelerar el caos en el país y facilitar el golpe militar tan pronto sea posible”. Dice Thieme que él reconoce abiertamente ‐en la entrevista‐ que a él le gustaría que se impusiera en Chile un Gobierno militar, similar al de algunos países de este continente. Como se quiebra la moral de un pueblo, cuando asesinos terroristas reciben el amparo de la prensa. Basta leer hoy día, editoriales de los diarios en que, melifluamente, tratan de justificar lo injustificable, con informaciones destinadas a desfigurar la verdad, negando, inclusive, lo que ha hecho Investigaciones, Servicio que merece el respeto del país y que con sus actuaciones se ha consagrado definitivamente.

Es el proceso terrorista, llevado todavía más allá de lo concebible, porque ya no se trata da jefes políticos de cierta significación, no se trata ya de las vías férreas, da los caminos, da los puentes, de las casas; gente modesta, compañeros nuestros, cuyo único delito es tener una convicción, que nunca tuvieron un alta cargo, teniendo que resistir la vandálica acción de estas gentes. Pero hay más. Se ha desatado una campaña que yo, como Presidente de Chile y en esta oportunidad, no puado callar. Tres bombas han sido colocadas en casas de representantes de la Embajada de Cuba.

¿Cuándo, en qué circunstancias, donde, los sectores de la izquierda han tenido una actitud para atacar, aunque fuera materialmente, los edificios de Embajadas que no concuerdan en un pensamiento determinado? ¡Jamás! ¡Nunca lo ha hecho el pueblo, ni le hará! Como chileno me avergüenzo de esta cobardía, y lo hago público en esta solemne oportunidad.

Tengo aquí un artículo publicada en un diario, que rompe todos los moldes, porque inclusive quiere darle un carácter racista al Gobierno que me honro en presidir, incitando, con mentalidad nazi, en contra de un sector respetable de nuestra ciudadanía, que son las israelitas, vinculados a la historia de Chile e incorporados al proceso y al progreso de nuestra Patria.

Estos son los niveles en que nos estamos moviendo. Esta es la realidad que estamos enfrentando. Estos son los hechos que el país no puede desconocer y no puede olvidar. Y como parte de este proceso de desquiciamiento de Chile, está la intención aviesa, como lo dijera en oportunidades anteriores, de intentar separar a las Fuerzas Armadas del Gobierno y a las Fuerzas Armadas del pueblo. Se han cometido errores por parte de las Fuerzas Armadas en algunos allanamientos, buscando armas, pero el Gobierno sabe perfectamente bien que son disposiciones legales y sabe también que estos errores no pueden repetirse. Esta campaña se ha visto caracterizada, por ejemplo, en la explotación que se hizo del llamado a retiro del General de Aviación señor Ruiz Danyau. Para que recordar aquí los cientos de artículos escritos en contra del ex‐Comandante en Jefe del Ejército, ex Ministro de Hacienda, ex Ministro del Interior y ex Vice‐Presidente de la República, General Carlos Prats González. El país conoce la carta del General Carlos Prats, que es una lección. También conoce mi respuesta, que es el reconocimiento a una actitud recta y de soldado profesional, porque jamás dejó el General Prats de actuar como soldado de Chile, al margen de toca posición política o partidista, incorporándose, como cualquiera de los representantes de las Fuerzas Armadas que han sido Ministros, a una gran política: a la política al servicio de Chile, de su futuro, de su mayoría nacional, a la política de seguridad nacional. Por eso es que pienso que no es posible que esto continúe. Y como Presidente estoy dispuesto a tomar las más drásticas y serías medidas, lo cual no significa desconocer los derechos de nadie, mucho menos los de la prensa en su información y comentarios, aunque tengo la evidencia y la conciencia de que en este país, más que libertad de prensa, hay libertinaje de prensa.

Necesitarnos un Gobierno afianzado en la fuerza moral y en la decisión de hacer respetar la Constitución y la Ley, que fortalezca las funciones, del Estado, ¿y qué mejor que un Gabinete en el que estén representadas las Fuerzas Armadas, la Administración y los trabajadores?

Que abra un cauce más amplio y más profundo a la clase obrera y al pueblo, que una vez más ha dado una gran lección.

Son cientos y miles de trabajadores los que han hecho posible que no se paralice Chile en todos los ámbitos; que han entregado con pasión de chilenos su fe en su Patria, que fortalezca las funciones del Estado. Con sacrificios increíbles, cargando, descargando, transportando, yendo de acompañante en los convoyes, yendo solos, estando en los buses.

Podría señalar por ejemplo, un servicio público al cual pocas veces se le reconoce su importancia trascendente, como es Ferrocarriles. Qué esfuerzo significa 20 o más horas han laborado trabajadores de Ferrocarriles, sin pedir mayor aumento de sueldo. Y el sacrificio de servicios públicos como Carabineros, como investigaciones. ¿Cuántas horas trabaja Carabineros? ¿Cuántas son las noches que Investigaciones no descansa? ¿Cuántas son las horas que están los conscriptos cuidando las bombas bencineras, resguardando los terminales, impidiendo el sabotaje y el crimen? Es que este país debe entenderlo y debe darse cuenta de la solidez que hay en la concepción responsable de servicios y de hombres.

Por eso, hay que destacar, que más allá de las posiciones políticas, con un profundo sentido de clase, los trabajadores han roto distancias, y no es extraño que la declaración firmada en el Regional Santiago de la CUT, esté rubricada por la unanimidad de la Directiva excepto por cierto Secretario General de ella ‐el Secretario Provincial, por cierto‐ y la misma declaración de la Central Única en escala nacional, también rubricada por representantes de todos que están allí.

Para el buen funcionamiento del Estado, buscaré, sin claudicaciones, sin entreguismo, pero con decisión, con vocación de responsabilidad y patriotismo, el que se entienda en el Congreso la necesidad de que se desbloquen algunas leyes que son esenciales para defender a Chile, para regularizar nuestra economía.

De allí, entonces, que sea indispensable también trazar como perspectiva de futuro las grandes tareas, que inciden esencialmente ‐en el caso concreto de los días que tenemos por delante en las siembras de primavera. Ya he dicho, transportaremos en septiembre 100 mil toneladas de abono de salitre. ¿Cómo lo vamos a hacer? No sé, pero confío en los trabajadores, en el pueblo, en los servicios públicos. Nada que pueda movilizarse dejaremos de emplear. Porque si los transportistas, esta noche, no aceptan las condiciones que ha entregado el General Ministro de Obras Públicas, señor Magliocchetti, se quedarán ahí, en sus parques. Les retiraremos la vigilancia. Movilizaremos todos los transportes que haya en este país y llamaremos a inscribirse, para entregarles camiones, a todos los que tengan sentido de responsabilidad y patriotismo. Pero Chile va a ser capaz de atajar esto. Recurriremos a todas las reservas morales, intelectuales. A toda la capacidad de un pueblo azotado, pero con dignidad, pero vamos a entregar lo que la tierra necesita, porque necesitamos que nuestra tierra produzca los alimentos que no podemos seguir comprando, primero, porque han alcanzado precios fabulosos, además, porque no tenemos con qué pagarlos, y por último, porque no hay alimentos en el mundo que comprar.

Necesitamos una drástica política en el campo monetario. Atajar la inflación con un plan coherente. Ya hemos lanzado el plan 74, pero estos meses pesarán demasiado sobre nosotros, entre el reajuste y el desfinanciamiento del presupuesto.

Tenemos que asegurar una distribución racional a través de medidas complementarias, más allá de las que ha trazado la Secretaría Nacional de Abastecimiento, que dirige el General Bachelet. El mercado negro se ha agudizado más y más. La especulación ha aumentado más y más, como consecuencia del paro de los transportistas. Y el país debe tener conciencia de ello.

Sufre más y mucho más el pueblo, que ya sufría, como consecuencia de la irresponsabilidad artera de esta gente. Tenemos que fortalecer la convicción de que sólo trabajando más y produciendo más, un pueblo se defiende y progresa. Por eso, desde aquí, con pasión, llamo a mis compañeros, los trabajadores, para que comprendan que el orden social es básico y fundamental en un proceso de cambios revolucionarios. Para pedirles que no den pretexto para que digan que este Gobierno no tiene autoridad. Para que no nos arrastren a la anarquía, como quisieran algunos justificar entonces sus tenebrosas intenciones. Para pedirles a los compañeros, que se dicen revolucionarios, que entiendan que la revolución es responsabilidad, es conciencia, es voluntad de esfuerzo, es generosidad, no aprovechamiento.

Para que termine la ocupación de caminos, de edificios, de oficinas públicas, de pequeños predios, de pequeñas industrias. El programa de la unidad Popular es muy claro y a él tenemos que atenernos, dentro del marco de una legislación obsoleta para la realidad económica y social en que vivimos y para poder realizarlo. Sólo podemos descansar en un superior sentido de responsabilidad, y de conciencia política de los trabajadores en este país. Tenemos que obtenerlo. Debemos conseguirlo. La estructuración del Área Social, base y pivote para el desarrollo de la economía nuestra.

También los trabajadores deben darse cuenta que se sabotea la economía con paros ilegales o con paros innecesarios, con huelgas que no tienen una justificación. Claro está que todos entendemos, que para solucionar los problemas económicos, es fundamental la solución política y a ello nos encaminamos. Es fundamental desarmar la campaña propagandística que lanza al enfrentamiento hasta sus últimas consecuencias, es decir: la guerra civil. Yo he leído y diría con pavor, que hay gente que dice que para evitar la guerra civil, es preferible un golpe.

¿Quién? ¿Dónde? podría decir que si detiene el golpe o que comienza la guerra civil. ¡Ni golpe ni guerra civil! Ni golpe ni guerra civil habrá en este país porque la inmensa mayoría de los chilenos lo rechaza con patriotismo, con sentido nacional, por responsabilidad histórica con la tradición de que somos depositarios, que nos ha colocado como pueblo y como país frente al mundo, en posición distinta a otros pueblos, de este y otros continentes. Debemos asegurar la coexistencia entre los distintos sectores sobre la base del respeto a la norma general que es la Ley y la Constitución. Por eso, en esta hora de angustia para la Patria. En esta hora de dolor silencioso para Chile. En esta hora de dolor bullicioso, sobre todo en las noches, cuando el terror fascista, despierta a modestos ciudadanos o a gente apacible, tranquila, que lo único que quiere es descansar. Yo llamo desde aquí con calor, con pasión, con responsabilidad de chileno y Gobernante, a los chilenos auténticamente chilenos, a los auténticamente demócratas, a los que entienden lo que es la amenaza fascista y el peligro fascista a los que no pueden posponer los intereses de la Patria por los bastardos intereses de un grupo social en minoría. Reafirmo mi fe en Chile y en el pueblo. Por eso este gabinete tiene, al igual que el anterior, la gran responsabilidad de hacer posible que Chile marche de acuerdo a nuestra historia.

Dejarán de ser Ministro: El Almirante, señor Raúl Montero Cornejo, que desempeñaba la Cartera de Hacienda. Parece innecesario decir una palabra respecto al Almirante Montero.

Desde el inicio de este Gobierno, ha sido Comandante en Jefe de la Armada. Esto, bastaría para darles el perfil de su personalidad. Sin embargo, quiero señalar como lo vi, en estas pocas horas entregarse con un profundo interés al estudio de la enmarañada situación económica y financiera del país. Quiero agradecerle públicamente la opinión que diera de los asesores del Ministerio en repetidas oportunidades.

Deja, la Cartera de Salud Pública, Arturo Jirón Vargas; amigo, colega, que seguirá trabajando junto a nosotros porque necesitamos de su preparación y de su espíritu, sobre todo ahora, cuando una injusta huelga médica golpea a miles de chilenos, sobre todo, modestos.

Yo sé que Arturo Jirón estará en la barricada de trabajo con el mismo calor de antes.

Dejará la Cartera de Vivienda, Aníbal Palma Fourcade. Pocos días antes había trabajado cerca de mí, volverá a hacerlo; lo necesito, fundamentalmente, para tareas muy próximas al Presidente de la República.

Ingresarán al Ministerio, Carlos Briones Olivos, que fuera Ministro del Interior. Desempeñará esta Cartera. No tiene militancia política. No representa al Partido Socialista. Su designación es el ejercicio de un derecho que me otorga la Constitución Política, de la cual no he renunciado, ni renunciaré.

Desempeñará la Cartera de Hacienda, el Contralmirante, señor Daniel Arellano, quien fuera antes Ministro de Obras Públicas, a fines de noviembre pasado. Su trayectoria en la Armada es de un Jefe brillante, que actualmente es Inspector General de la Armada. Lo vi trabajar como Ministro de Obras Públicas. Sé que pondrá el mismo empeño en la difícil Cartera que desempeñaba el Almirante Montero, quien, por cierto, continuará como Comandante en Jefe de la Armada.

Llega a la cartera de Minería, el General de División, Rolando González Acevedo. Igual carrera militar, en el sentido de eficacia, cargo con responsabilidad y brillo y es actualmente profesor de la Academia en la asignatura de Geodesia y fue Director de la Academia Politécnica del Instituto Geográfico Militar. Se desempeña actualmente como Comandante de Fabricaciones Militares.

En la Cartera de Salud, se desempeñará el doctor Mario Lagos, cirujano especialista, profesor auxiliar de Cirugía del Tórax; actual Secretario de la Confederación Médica Panamericana y que fuera Secretario General del Colegio Médico de Chile.