Salvador Allende

Palabras en la clausura del VII Congreso de las Juventudes Comunistas de Chile en el Estadio Nacional


Pronunciado: El 9 de septiembre de 1972.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 4 de febrero de 2016.


Queridos compañeros jóvenes:

Que extraordinario marco es este para poner término al importante torneo que ha sido el Séptimo Congreso de la Juventud Comunista de Chile. Qué bueno sería que miles y miles de chilenos escépticos pudieran estar aquí, o mirar cómo está de repleto este amplio Anfiteatro, la alegría, el colorido, la fuerza vital que él encierra con el corazón palpitante de la Juventud Comunista de Chile; con las banderas de la Patria izadas en los mástiles, señalando nuestra decisión de trabajar, luchar, combatir por el progreso de Chile, por la dignidad de Chile, por la Revolución Chilena. (Aplausos).

Saludo, en nombre del Pueblo y del Gobierno Popular, a los representantes de las Juventudes de países, Gobiernos, Partidos y movimientos populares, que han venido de los distintos continentes a expresar su adhesión y su solidaridad al Congreso de la Juventud Comunista de Chile.

Ellos, la casi la totalidad de los que están aquí en la tribuna de honor, presenciaron el lunes pasado la marcha del Pueblo, esa marcha que, a mi juicio, quedó expresada en el letrero que escribiera con mano vacilante un obrero, en un viejo pedazo de cartón, donde decía sencillamente: “Prefiero comer un pedazo de pan de pie, que comer un pollo arrodillado”. (Aplausos).

Los delegados han asistido a los debates del Congreso, conocen sus conclusiones, dialogaron no sólo con los jóvenes comunistas sino también con las delegaciones de los partidos y movimientos de la Unidad Popular que participaron ampliamente ‐y todos los días‐ en este Congreso. Esta demostración de falta de sectarismo, de amplitud ‐lo digo‐ ojalá la aprendan los propios partidos, pues es una gran lección que les da la juventud a los viejos nuestros. (Aplausos).

Nada más significativo para destacar lo que representa este acto y el Congreso que Uds. han realizado, que rendir emocionado homenaje a los que cayeron. Rindo en Ramona Parra, en Alicia Ramírez y en José Miguel Aguilera el homenaje del Pueblo de Chile a los jóvenes luchadores que dieron su vida por un porvenir mejor para nuestra Patria. (Aplausos).

Los que miramos hace años a los partidos, a la vida política chilena, tenemos conciencia de que la Juventud Comunista es un crisol donde se va moldeando, es una fragua donde se va perfilando al muchacho y la muchacha, que en anticipo de conciencia revolucionaria, teniendo condiciones, será después militante del partido de Luis Emilio Recabarren. (Aplausos).

La Juventud Comunista es una parte importantísima de las Juventudes de la Unidad Popular, y las Juventudes de la Unidad Popular, son el futuro, siendo ya el presente combatiente, en nuestra gran gesta emancipadora.

Los jóvenes de Chile, los jóvenes revolucionarios chilenos han entendido que no hay querella de generaciones, que ellos forman parte del Pueblo, que su ubicación es de clase.

La juventud sabe que hay pueblos viejos que son jóvenes, y hay jóvenes que son viejos, y hay viejos que son jóvenes.

Esta tarde, al hablarle a la juventud, al sentir el calor de Uds., queridos compañeros, cómo no recordar que yo tuve la suerte de dialogar con un hombre joven, siendo anciano, que tuve la oportunidad extraordinaria de conversar con el símbolo de un pueblo muy viejo que hace más de cuatro mil años está luchando y que es un pueblo joven.

Yo conversé con Ho Chi Minh; yo sé lo que es la juventud heroica, en su experiencia de lucha, del pueblo vietnamita.

¡Por eso rindo homenaje, aquí, en la presencia de sus representantes, a aquellos que luchan a través de siglos, por hacer de su Patria, una Patria libre, independiente y soberana! (Ovación).

El Gobierno Popular que ha acrecentado las relaciones y los vínculos con la inmensa mayoría de los países del mundo, le dice esta tarde a la juventud que hace algunos meses ‐y largos ya- establecimos relaciones diplomáticas y comerciales con la República de Vietnam del Norte, y hace veinticuatro horas, establecimos relaciones diplomáticas y comerciales con el Gobierno Provisorio de Vietnam del Sur. (Aplausos).

Cuando un hombre que tiene la responsabilidad que el Pueblo le ha entregado encuentra entre jóvenes revolucionarios, sabe que ellos tienen conciencia de la hora dura, difícil que vive nuestra Patria, que sufre nuestro Pueblo. Es la hora decisiva de un régimen cuyo perfil de explotación se pierde en la hora del amanecer de la construcción de una nueva sociedad que tiene que ser el esfuerzo de todos, fundamentalmente de Uds., compañeros jóvenes.

Y, cómo no decirles, como Presidente de Chile, como compañero de Uds. la amargura y la protesta que nace en mi conciencia de chileno, cuando vemos agredir a nuestra Patria, implacablemente, por el imperialismo norteamericano.

Hace algunas horas, una empresa multinacional, la Kennecott, que metió su garras en las riquezas de Chile, para llevarse millones y millones de dólares al extranjero, ha renegado de nuestras leyes después de concurrir al Tribunal del Cobre ha hecho tabla rasa del dictamen de ese tribunal y ha amenazado, desde fuera, desde la metrópoli capitalista, con embargar y requisar la producción de cobre, sosteniendo que el cobre les pertenece, cuando ese cobre es de Chile ahora, por la voluntad del Pueblo, ratificada por el Congreso y defendida por el Gobierno Popular. (Ovación).

¡Jóvenes comunistas, juventud de Chile!: aprende la lección.

Cuánto, y cuántos son los que salen a la calle a gritar por nimiedades y pequeñeces. Cuántos son los que rompen la quietud de la noche, incendiando neumáticos, quemando papeles, haciendo asonadas en el centro. ¡Cuántos son los plumarios y los partidos que levantan su voz para criticar acerbamente al Gobierno popular, porque faltan algunas cosas y carecemos de algunos alimentos!

Pero callan; es el silencio de la humillación, de la cobardía moral, es el silencio de la antipatria, callan cuando Chile está herido en el corazón de su economía; callan cuando la insolencia imperialista se levanta para cerrar mercados para nuestra Patria; callan cuando sienten y ven que la voz agorera del imperialismo se une para tratar de resquebrajar la voluntad victoriosa del Pueblo de Chile.

¡Frente a la juventud ‐tribunal más limpio de la historia‐ acuso a aquellos que guardan silencio cuando la Patria es herida en su dignidad y en su propia economía! (Ovación).

Jóvenes revolucionarios son aquellos que por su conciencia, por el nivel político alcanzado no buscan el escapismo, no caen en la marihuana ni en el vicio, no se lanzan por la vida placentera, olvidando su responsabilidad con el Pueblo y con la tierra donde nacieron.

Jóvenes revolucionarios son aquellos que comprenden que Chile en este instante está viviendo el momento más decisivo de su etapa revolucionaria. El proceso revolucionario chileno, compañeros jóvenes, pasa en este minuto por la lucha antifascista. Uds. ‐a pesar de su juventud‐ habrán oído de sus padres, de sus abuelos, habrán leído lo que fue el fascismo y el nazismo para la Humanidad. No pueden dejar de recordar que los pueblos que cayeron en el fascismo, cuando no gastaron sus energías en la guerra, usaron la fuerza represiva para aplastar, fundamentalmente a los trabajadores. Y el fascismo, en estos pueblos jóvenes, como el nuestro, se nutre, fundamentalmente, de los desclasados de los desposeídos, sin conciencia social, de aquellos que han sentido, como en el caso de Chile, la presencia justiciera de un Gobierno Popular. Y se nutre de la rebeldía sin orientación, del coraje sin destino de juventudes engañadas.

Por eso, jóvenes de mi Patria, en esta hora Uds. deben ser los combatientes más duros y más acerados contra la amenaza fascista, que pretende destruir nuestra democracia y terminar con nuestras libertades. (Ovación).

La juventud debe luchar contra el sectarismo, el dogmatismo y el burocratismo.

La juventud debe prepararse ideológicamente. La juventud que estudia debe trabajar. La juventud que trabaja debe estudiar. La juventud que estudia debe ir a la fábrica, a la usina, al campo, debe fundirse con el obrero y el campesino, debe aprender de ellos lo que los libros y los maestros no pueden enseñarle.

La juventud que trabaja debe estudiar. El estudio debe ser permanente. Y el Gobierno Popular debe preocuparse de hacer de cada empresa, de cada usina, de cada fábrica, de cada explotación agrícola una escuela, una universidad, un centro de cultura, de investigación, de capacitación técnica.

El que trabaja debe estudiar, el que estudia debe trabajar. La juventud fundida con la clase obrera y los campesinos es la base monolítica de la Revolución Chilena, queridos compañeros jóvenes. (Ovación).

Y, por eso, algo nuevo y fecundo ocurre en Chile, emerge como una fuerza tonificante, algo que es propio de esta Revolución, y que viene de otras revoluciones.

Ya Gladys Marín y Luis Corvalán, han dado el diseño a los jóvenes del esfuerzo en el trabajo voluntario, el aporte que significa el haber recuperado para Chile millones y millones de pesos.

Pero más que lo material, está el valor que implica que la juventud comprende su responsabilidad, que aprecia los nuevos valores que nacen de una Revolución donde la generosidad, la entrega, la grandeza solidaria del esfuerzo, marca una nueva etapa que están escribiendo los jóvenes de Chile, la Juventud Revolucionaria de nuestra Patria. (Aplausos).

El Gobierno Popular, el Gobierno de Uds., compañeros jóvenes ‐porque Chile es un país joven, no sólo en los años que lleva de su independencia, sino que es joven en la composición de su propia población‐ el Gobierno de Uds. tiene que preocuparse esencial y básicamente del joven del mañana desde que está en el vientre de su madre ‐en el acto más trascendente de la especie humana‐ a través de las guarderías y jardines infantiles, a través de la escuela y del Liceo, a través de la Universidad, del trabajo, de la usina, de la empresa, del taller.

Por eso es que este Gobierno ha acogido con fervor los planteamientos de la juventud de la Unidad Popular, del Secretariado Nacional de la Juventud, una de las primeras iniciativas creadas por este Gobierno para preocuparnos de los jóvenes campesinos, de los jóvenes obreros, de los jóvenes estudiantes, de los jóvenes artistas, de los jóvenes deportistas. Para preocuparnos de los problemas específicos de la juventud, enclavados en los grandes problemas del Pueblo chileno. (Aplausos).

Por eso es que también al hablarle a jóvenes revolucionarios, yo sé que ellos despertarán su capacidad creadora; contribuirán a organizar el Pueblo, a vitalizar los Comités de Producción, a hacer más activas las Juntas Vecinales, a hacer más activas las Juntas de Abastecimientos y Precios, los Centros de Madres; a estar atentos para organizar, cuando el momento llegue, los Comités de Movilización del Pueblo y de Defensa de la Revolución.

Yo sé que los jóvenes llevarán nuestra palabra, la palabra de los Partidos, la voz del Gobierno, a las poblaciones, al campo, a los sitios de trabajo, a la precordillera y al litoral. La juventud debe ser la acción del partido prolongada y vitalizada en su fuerza más creadora; la Juventud Revolucionaria tiene capacidad y debe emplearla, para afianzar el progreso de Chile, la independencia de Chile, la dignidad de nuestra Patria. Por eso, esta tarde también les decimos a aquellos que han vivido siempre apegados a una moral caduca y vieja, sin contenido de moral: en esta juventud, en esta juventud que repleta el Estadio, que es la Juventud Revolucionaria de Chile, hay una nueva moral: la moral que hace que el muchacho joven con su joven compañera compartan la vida, con la limpieza del que sabe que esa compañera no sólo es el motivo de su fe y de su cariño, sino que es la compañera que comparte sus ideas, que se moviliza también por un ideal, que lucha por un destino mejor. La pareja joven de hoy día tiene la prístina, la clara moral revolucionaria que hará posible la grandeza moral de nuestra Patria. (Aplausos).

Por eso, para terminar, rindo homenaje a la muchacha comunista, a la joven comunista, a aquella que entona con emoción la Joven Guardia, que es la vanguardia de la Juventud Revolucionaria. (Aplausos).