Salvador Allende

Palabras ante el Consejo Mundial de la Paz, reunido en el Salón Toesca, Palacio de la Moneda


Pronunciado: El 11 de octubre de 1972.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 4 de febrero de 2016.


Muy estimados amigos:

Estimado amigo Romesh Chandra;

Amigos del Consejo Mundial de la Paz:

Quiero expresarles cómo agradezco las expresiones de afecto que Uds. generosamente han tenido conmigo y que yo las recibo como una demostración fraternal hacia el pueblo de Chile.

Debo reiterar, que para el Pueblo y el Gobierno chilenos, ha sido un extraordinario honor y distinción, el que se haya realizado en nuestro país la Sesión de Trabajo de la Presidencia del Consejo Mundial de la Paz.

Y quiero destacar que tenemos conciencia muy clara de la solidaridad expresada en la presencia de personalidades de los distintos continentes, que han venido a darnos el estímulo de su palabra, de su actitud y de su ejemplo de lucha por la paz y por el entendimiento entre los hombres.

Deseo decirles, que para nosotros lo que Uds. ya han hecho antes ‐declaraciones y resoluciones del Consejo‐ en nuestro país ya ha significado una clara expresión de comprensión, de apoyo, hacia la lucha del pueblo chileno.

Con mayor razón, ahora podemos señalar lo que representa la presencia de Uds., los conceptos que han tenido, las resoluciones adoptadas y el apoyo irrestricto, que una vez más entregan a nuestro desigual combate.

También, es para nosotros muy importante el que Uds. hayan podido vivir algunas horas, en nuestro país, dándose cuenta cabal de que el camino que nosotros hemos seguido ‐el único posible dentro de nuestra realidad, nuestra tradición, nuestra historia y el peso de la institucionalidad chilena‐ es un camino lleno de duras asperezas y evidentes dificultades.

Ustedes han visto cómo en este país la democracia burguesa funciona con una actitud, que pretenden negar, pero que es imposible que se niegue, porque todos los días hay una prueba, hay una evidencia, de cómo aquí los sectores opositores al Gobierno actúan, pueden hacerlo, cómo respetamos nosotros los derechos de la oposición y cómo sabemos distinguir entre el adversario que camina por los cauces de una oposición legal, y también a aquellos otros que se desbordan en su inútil tentativa de provocar una situación extra constitucional.

Ustedes habrán podido apreciar que nuestra tolerancia, marcada por disposiciones legales, hace de la libertad de prensa un verdadero libertinaje.

Todo esto, es conveniente que lo hayan visto porque hay una campaña destinada a deformar lo que somos, y con una impudicia increíble se habla de que este es un gobierno poco menos que despótico, tiránico, totalitario.

Y, en este país, esas son las expresiones que se usan en la prensa, ¡Imagínense si no habrá libertad de prensa en un país, que la prensa opositora puede usar esos términos y no le pasa nada!

Quizás a ustedes les extraña, pero es característica de Chile, de la sicología nuestra, y además son derechos que conquistó el pueblo en su dura lucha contra los sectores de la vieja oligarquía.

Y si bien es cierto que pueda extrañarles, la contrapartida está en lo que ustedes, también, han podido apreciar, y es la movilización consciente de los trabajadores, en la disciplina social del pueblo, en la voluntad revolucionaria de nuestras masas, en la decisión irrestricta de conquistar la plena independencia económica de Chile.

Hemos dicho, y es justo, que este es el Gobierno de los Trabajadores, y cada vez, y con más decisión ellos se incorporan no solo a través de los partidos políticos que constituyen la base del Gobierno, existiendo en esos partidos, en tres de ellos, que son partidos de la pequeña burguesía, un porcentaje enorme de trabajadores, pero, existiendo, como es lógico imaginarse, dos partidos, que son dos partidos de clase, dos partidos marxistas: Socialista y Comunista, cuya composición, por cierto, es en elevadísimo porcentaje, de obreros y campesinos.

Por eso, nosotros podemos decir y con razón, que este es el Gobierno de los Trabajadores, englobando en esta expresión a obreros campesinos, empleados, intelectuales, artistas, pequeños y medianos industriales, comerciantes y agricultores.

Ayer, por ejemplo, en Santiago, fuimos testigos de una movilización extraordinaria de los sectores opositores, y este Gobierno, junto con autorizar la concentración, fijó el sitio donde podían reunirse y ha sido a muy pocas cuadras de La Moneda. Además, tomamos el máximo de precauciones, para que las fuerzas policiales garantizaran la tranquilidad de aquellos que manifestaban usando un lenguaje no muy tranquilo, usando consignas no muy apacibles contra el Gobierno y contra el Presidente.

Pero el día anterior, Uds. vieron un acto patrocinado por la Central Única de Trabajadores, en que se reunieron también miles de personas ‐yo diría en forma espontánea‐ con un profundo y hondo sentido nacional y patriótico, para protestar por la agresión que contra Chile hace el imperialismo norteamericano.

Y vieron que Parlamentarios opositores estaban en la tribuna, y que dirigentes sindicales que no son de los Partidos de la Unidad Popular estuvieron presentes.

Eso prueba la actitud, que la directiva de los trabajadores y el Gobierno comprenden que es necesario adoptar para lograr lo que hemos logrado: el máximo de expresiones auténticamente patrióticas, en defensa de los derechos legales, morales e históricos de Chile.

Quiero expresar que sé que el apoyo de ustedes, al llegar a sus países, y del Consejo al movilizar a la opinión pública frente a la agresión que recibe Chile de la Kennecott y la Anaconda, vale decir, dos grandes empresas transnacionales, y por qué no decirlo también, empresas que reciben, por lo menos, la tolerancia de parte de la política del Departamento de Estado, que se ha expresado en las dificultades que hemos encontrado nosotros en créditos que legítimamente teníamos derecho a recibir de organismos multinacionales, de los cuales formamos parte.

He firmado créditos que teníamos resueltos con bancos holandeses y dos bancos de Canadá, con los cuales tradicionalmente tuvo Chile vínculos comerciales. Han suspendido estos créditos hasta que se resuelva el embargo hecho por resoluciones de los tribunales franceses. Y quiero dejar constancia que los gobiernos de Holanda y Canadá han sido muy comprensivos para el proceso chileno.

He dicho que bancos de Canadá y Holanda nos han negado los créditos y he señalado, no obstante que los gobiernos de Holanda y Canadá, especialmente de Holanda, se han mostrado comprensivos con el proceso chileno. Lo que prueba, con la presión que se hace, a través de los organismos privados de créditos, como los bancos, o el temor que despierta, en gente que comercia con el dinero, resoluciones como la que he comentado, del Tribunal francés. Pero, la realidad, es que ello es sumamente dañino para Chile, ya que cada vez se hace más difícil el poder disponer de las divisas con las cuales necesitamos hacer nuestras importaciones.

También quiero dejar constancia ‐muy clara‐ que hemos encontrado, en el campo socialista, una ayuda y una comprensión que compromete el reconocimiento y la gratitud del pueblo y el Gobierno chilenos Pero, también, hay que darse cuenta que un país y un pueblo tienen la obligación de obtener por su esfuerzo, su trabajo, los medios necesarios, para consolidar su proceso revolucionario y avanzar en él.

Compañeros: quiero reiterar lo que ha significado para nuestro pueblo la presencia de ustedes aquí, las resoluciones que anteriormente tomó el Consejo, los acuerdos a que han arribado. Sé, con certeza absoluta que ellos estarán destinados a afianzar y a defender la paz, como expresión superior, como noble objetivo, como conquista, como conquista inaplazable para la Humanidad. Todo lo que ustedes hacen significa para nosotros, directa o indirectamente, un gran estímulo, un gran apoyo, una gran ayuda.

Personalmente, yo quiero decirles que tengo conciencia de lo que representa, el haber sido distinguido con el galardón que lleva el nombre de Federico Joliot‐Curie, y me he comprometido frente a Uds. y frente al pueblo de Chile, a luchar por la paz interna, por la paz de nuestro continente, por la paz del mundo.

Agradezco los conceptos de cada uno de los oradores en el acto inicial; las palabras de mi estimado amigo, Romesh Chandra; las de Olga Poblete. Siento que ella esté enferma en esta ocasión y espero que sea una cosa transitoria.

Les deseo a Uds. un grato viaje de regreso. En sus países, saluden a los hombres y mujeres que luchan por la paz.

Yo sé que no tengo que pedirles que no nos olviden, porque tengo conciencia de que el pueblo de Chile y su lucha, están presentes en el afecto y en la conciencia pacifista de Uds.

Muchas gracias, una vez más, queridas compañeras y estimados compañeros. (Aplausos).