Salvador Allende

Palabras en el estadio de María Elena


Pronunciado: El 1 de marzo de 1972.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 3 de febrero de 2016.


Queridas compañeras de María Elena; estimados compañeros de esta Oficina:

Una vez más tengo el agrado de estar con Uds.

Quiero expresarles mi reconocimiento por la forma tan cordial y cariñosa en que me recibieron, como así a los compañeros que junto conmigo han llegado a esta pampa del salitre.

Destaco la presencia de la Gobernadora de Tocopilla, compañera Wilma Rojas y del Alcalde de la Municipalidad de esa ciudad, compañero Marcos de la Vega. (Aplausos).

Hago presente que están con nosotros los diputados de la Unidad Popular: Rubén Soto, Eduardo Clavel y Hugo Robles. (Aplausos).

Ha tenido la deferencia de llegar hasta acá, el General Jefe de Carabineros de esta Zona, Martín Cádiz, quien hiciera posible que la Dirección de Carabineros trajera música, alegría y, fraternidad a los trabajadores de la Pampa Salitrera. (Aplausos).

Viene conmigo el Edecán Aéreo de la Presidencia, Comandante Roberto Sánchez. (Aplausos y vítores).

Ha sido para mí, motivo de profunda satisfacción el que Uds., al iniciar este acto, lo hayan hecho entonando el Himno Nacional e izando en dos mástiles la bandera de la Patria.

 

La bandera junto al Pueblo y a la Patria

Es muy conveniente que en cada reunión, en cada manifestación, en todo Chile; los partidos de la Unidad Popular y los trabajadores, inicien sus actos con la Canción Nacional y rindan homenaje a la bandera de la Patria, que es legítimamente la enseña bajo la cual viven miles y miles de trabajadores en la batalla de la paz, y que en la guerra han dado sus vidas.

Cuando destaco la significación que ha tenido este acto, quiero insistir en que es precisamente la mujer del pueblo, el campesino; el obrero; el profesional, el técnico, el pequeño comerciante, el industrial, el estudiante o el artista, el que más derecho tiene por su vida, su sentimiento y sus ideas, a sentir con más profundidad y con más pasión el cariño a esta tierra.

Ver izada la bandera de Chile luciendo gallarda en esta zona, tienen ahora mucho más significación, porque gracias al Gobierno de Uds., a la victoria popular, a la presencia de los trabajadores en la acción pública, hemos recuperado para Chile las riquezas fundamentales que estaban en manos del capital extranjero. Por eso, más se enorgullece y más gallarda que nunca puede alzarse la bandera de la Patria en esta tierra que ahora es auténticamente chilena. (Aplausos).

Las palabras del compañero Javier Díaz -que agradezco- señalan una concepción clara de Uds., de lo que es la realidad que hoy vivimos, tan distinta a la realidad que vivieron sus padres y sus abuelos. Los que son de aquí, saben que sus antepasados entregaron su vida a la empresa extranjera dueña de esta riqueza, que era y debió ser siempre riqueza de Chile.

 

Todos los chilenos somos dueños de las riquezas

Por eso también tiene significación lo que me dijo el compañero Ernesto Barraza al entregarme el Acta de Avenimiento en representación del Sindicato Industrial; el compañero Barraza orgullosamente, sin usar los micrófonos me dijo: “Compañero Presidente, aquí está el Acta, tan distinta a otras Actas. Aquí está en función de un problema; hecho de manera tan diferente a otras veces; no ha habido ni lucha, ni necesidad de recurrir a la guerra. Hemos encontrado una solución justa dentro de la realidad económica de la empresa y las necesidades esenciales de los trabajadores”.

Ahora los dirigentes sindicales y los compañeros que administran la Empresa lo hacen con un sentido superior, de más justicia para Uds., y al mismo tiempo defendiendo el interés que representa la riqueza del salitre, que no es sólo de los trabajadores del salitre, sino de todos los trabajadores y del pueblo de Chile. (Aplausos).

Cuán engañosa es la prédica que hacen ciertos sectores políticos, afianzados en los diarios más reaccionarios de Chile, para señalar a través de la Reforma Constitucional, que deben crearse las empresas de trabajadores y plantear lo que se llama, por ejemplo, en Yugoslavia, la auto-gestión. Puede haber un grupo de trabajadores que se deje impresionar por esta prédica y por esos argumentos. Pero resulta que la autogestión en Yugoslavia es muy distinta a lo que ocurriría en Chile si se estableciera ella.

Yugoslavia es una República Socialista: y allí se ha organizado la autogestión, pero en función de un proceso centralizado y nacional, dando cierta independencia al aspecto financiero de las empresas, pero vinculándolas al proceso general productivo que interesa al país y destacando la participación de los trabajadores en la acción directiva de ellas. ¿Pero qué ocurriría en un país como el nuestro, donde todavía vivimos las contradicciones del régimen capitalista? ¿Qué acontecería en Chile si se sostuviera y se convirtiera en realidad, que para solucionar los problemas de los trabajadores y del país, las empresas sean de los trabajadores?

En otras partes esto se llama Capitalismo Obrero.

Se ha llegado en Chile a obsequiar acciones, en determinadas empresas que saben que van a ser nacionalizadas, para hacer accionistas a los obreros. Es decir, disfrazar de capitalistas a un sector reducido de trabajadores, en circunstancias que la inmensa mayoría de ellos son y seguirán siendo en el régimen capitalista, explotados y asalariados.

Los trabajadores chilenos tienen conciencia de clase para detener la pre-honda que quieren tirarnos y parar el régimen y el sistema capitalista. (Aplausos).

Imagínense Uds. que los trabajadores del cobre dijeran: “nosotros somos dueños de las minas del cobre”. Y dijeran lo mismo los trabajadores de la salud y dijeran lo mismo Uds., compañeros. Eso no podría ser. Uds. son dueños de las empresas salitreras, pero dueños porque forman parte del pueblo de Chile. Conocemos el rostro de los chilenos.

Todos los chilenos -vistan o no vistan uniforme- ahora somos dueños de las riquezas fundamentales de la Patria: del cobre, del hierro, del carbón y del salitre, compañeros. (Aplausos).

Estas riquezas le pertenecen al pueblo de Chile; la diferencia que hay entre lo que cuesta producir y lo que se vende, y que representa las utilidades de las empresas, hay que invertirla con un criterio distinto al que lo hacían, por cierto, los capitalistas. Ellos se llevaban las utilidades. La vida interna de las empresas marcaba diferencias fundamentales. El ingeniero se sentía un señor distinto del empleado, del técnico y del obrero. El obrero era una pieza más, dentro del rodaje de las industrias.

Hoy esas empresas a través de sus utilidades con un porcentaje de ellas, tienen que contribuir al desarrollo nacional. Sobre todo el cobre, que es la más grande riqueza de Chile y la que permite en estos momentos tener mayores ingresos para el país.

Junto con contribuir en un porcentaje de las utilidades, al desarrollo de la economía nacional, que invertir una parte en hacer progresar, en modernizar, en utilizar nuevas técnicas, en aprovechar la experiencia de otros países, para poder bajar los costos de producción y al mismo tiempo producir más.

De la misma manera, un porcentaje de esas utilidades debe ser invertido en el aspecto social que interesa a los trabajadores.

 

Vivienda, educación y salud

¡Cuántas son las casas que faltan en Pedro de Valdivia y María Elena! ¡Cómo pesa la herencia que hemos recibido! Yo tenga aquí los datos: 720 viviendas las hemos reducido ahora a 490.

Pero se construirán en un plazo determinado esas 490 casas, para terminar con el déficit que recibiéramos. En cuanto a la situación de los trabajadores solteros, antes había 380 casas con camas, ahora se han rebajado a 330.

Habrá que aumentar el número de estas piezas para que cada trabajador pueda estar solo.

Hemos recibido -en lo que a la protección de la salud se refiere- las viejas taras anteriores, con el agravante de que el problema de la salud en Chile no podemos solucionarlo de inmediato en cuánto a la atención médica, porque faltan médicos, matronas y enfermeras universitarias.

En Chile faltan más de 4.000 médicos y el número de jóvenes que se gradúan año a año no alcanza más allá de 260 o 280. En cambio, los médicos que fallecen y los médicos que jubilan y la nueva población, hace casi imposible que pueda alcanzarse ni en 50 años -quizás jamás se podría alcanzar a este ritmo- al número de médicos que necesitamos.

Este problema tiene que solucionarse en su propia raíz. Haremos que las universidades tengan más y más vacantes que estimulen más y más el estudio de medicina. Que se amplíe la posibilidad de graduar a un número mayor de médicos. Chile tiene 4 mil médicos y deberla tener por lo menos 8 mil.

Pero una nueva mentalidad se ha abierto, y en el caso de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, yo puedo decirle a Uds. con legítimo orgullo, que por primera vez en la historia, hay 300 vacantes para trabajadores; obreros, campesinos o empleados, para que puedan estudiar las distintas carreras de la facultad de medicina e inclusive la carrera de médico; esto ocurre por primera vez en la historia. (Aplausos).

Quiero poner otro ejemplo: en Chile faltan 8 mil dentistas y se gradúan al año no más de 160.

Calculen Uds. compañeros. He planteado la necesidad de crear una carrera intermedia, que se llama en otros países, Higienista Bucal. Un hombre o una mujer que estudien dos años, tendrán la capacitad para hacer las extracciones, para hacer las obturaciones primarias, a falta de dentistas, que estudia 5 o más años los trabajos de cirugía bucal y de prótesis, ya que requieren mayor preparación y eficacia.

Yo no quiero herir a nadie, porque sé que no es culpa de Uds. pero si hay algo que me duele es cuando voy a las poblaciones marginales, cuando recorro los campos de Chile, cuando estoy en las industrias y veo mujeres jóvenes con el rostro atrayente, pero que al sonreír muestran una casi total falta de piezas dentarias.

Yo que soy médico les puedo decir la importancia que tiene para mantener una buena salud, el masticar bien. La importancia que tiene el qué las piezas dentarles se conserven, sean tratadas, porque son focos de infección, si no se hace. Tenernos que crear una carrera de Higienista Bucal para que puedan trabajar bajo la dirección de un dentista y poder tratar miles de miles de chilenos que nunca han tenido oportunidad para hacerlo. En el caso concreto de Pedro de Valdivia y María Elena, hay que ampliar el hospital y crear también algunas especialidades necesarias. No es fácil, por lo que le he dicho a Uds., en relación con los médicos que faltan.

Sabemos también lo que ocurre en el campo educacional y lo que sucede sobre todo, con los niños de Pedro de Valdivia que tienen que venir al Liceo acá. Estudiaremos una solución; ya sea facilitando los medios de locomoción o creando en Pedro de Valdivia determinados cursos iniciales de la educación secundaria. Estos son procesos que hemos heredado y que Uds. no pueden ignorar.

 

Que el muchacho del salitre pueda hacer deporte

Queremos señalar que así como estos problemas de vivienda, de educación, está el problema del deporte. El deporte compañeros, es una técnica y una ciencia.

En Chile se hace deporte así: la pichanga. Los muchachos juegan fútbol, transpiran, se cansan, no hay un examen médico previo, no hay gente que de las nociones elementales, no se hace gimnasia primero. No se puede ser un buen deportista si no se ha hecho gimnasia; si no se ha desarrollado, compañero, físicamente desde niño el cuerpo y si no se ha desarrollado también la idea, que para ser buen deportista hay que ser un buen gimnasta, reaccionar rápidamente e intelectualmente.

Me ven aquí un tanto viejo, ¡no tanto ah! (Risas). Yo hice deporte en mi juventud, fui campeón infantil de los 100 metros planos, saltaba largo y lanzaba el dardo compañeros, claro que en la carrera presidencial sólo en la cuarta vez gané. Pero no importa. (Aplausos).

Hay que tener imaginación y romper la rutina. Ayer, por ejemplo, me fue a ver el Alcalde de Iquique. Es un Alcalde bastante vivo, inteligente y activo. Este tenía un lema que decía en la campaña electoral, donde él fue elegido regidor y sacó a 4 regidores más.

Tenía un lema que decía: “Iquique es puerto y somos choros”, sacó un tumulto de votos. Es un viejo deportista. Hace un mes y 10 días fue a Cuba. Conoció a Fidel cuando estuvo en Iquique y lo invitó a Cuba, se fue a despedir de mí en Santiago y le dije: “Oye Alcalde -lo tuteo porque le conozco desde chico- Choche, preocúpate de la fábrica que tienen los cubanos -y que me mostraron por cierto- para elaborar artículos deportivos. Volvió de Cuba, colmado de atenciones. Allí visitó la Escuela de Educación Física; estuvo en la industria y me dijo: “Compañero Presidente, la primera fábrica de artículos deportivos va a estar en Iquique y antes de un mes le voy a mostrar la primera pelota que vamos a hacer allá para jugar voleibol”.

No te creo, -le dije-.

Va a ver que es cierto, -contestó-.

¡Ojalá! -agregué para estimularlo-.

¡No! -me dijo- yo cumplo.

Ayer llego y me metió un gran gol; me llevó la primera pelota de “voleibol” hecha en Iquique. (Aplausos). Además; es muy importante, dos camisetas, porque también la están haciendo para la gente, y una camiseta de un color más subido que la que tiene Rubén Soto; de bello color sandía. (Risas).

Me dijo además: “Dentro de un mes te invito para que vayas a Iquique. En las calles vas a ver jugando voleibol a más de 3 mil muchachos. Vamos a usar las redes de pesca que han dado de baja, para colocarlas ahí, y vas a ver tú el espectáculo”. Ayer fue con el Jefe Provincial de Educación de Iquique y van a ir a Santiago para que se aumente el número de clases de gimnasia en la escuela y en los Liceos. Y se ha llegado a un acuerdo con el Ejército, con Carabineros y con los clubes deportivos, para hacer un consejo especial, que sin desligarse de la Dirección de Deportes del Estado, impulse por nueva senda la posibilidad de la gimnasia y del deporte popular.

Yo pensaba compañeros -cuando salía de la Oficina de Vergara, cuando fui allí- porque tengo el recuerdo del cariño que siempre me dieron los viejos de ese sector, que está abandonado. Yo pensaba ¡qué harán los muchachos! ¡Qué triste debe ser su vida! si no hay posibilidades de hacer deportes, si no hay posibilidades de hacer gimnasia.

Ahora aquí me entregaron lo que son las demandas de peticiones de Uds., y comprendo la importancia que tiene el poder satisfacerlas. Claro está, no se pueden hacer las cosas de la noche a la mañana, pero haremos con un criterio distinto todo lo que está de nuestra parte, para que pueda el muchacho del salitre hacer deporte, pero con la base de una técnica, de una alimentación regulada, de control médico, porque -esa es- la manera de preparar buenos deportistas y al mismo tiempo de defender la salud de los que quieran hacer deportes. (Aplausos).

Existe otra aspiración: que llegue hasta aquí la televisión. Llegará antes de lo que Uds. se imaginan, según unas informaciones que me dieron. Así, van a tener el agrado de verme de vez en cuando en la pantalla, compañeros. (Aplausos).

 

Es una buena meta

Pero me interesa sobre todo destacar que Uds. han tenido una actitud que merece mi reconocimiento, el reconocimiento del Compañero Presidente. Hace un año estuve aquí y se lanzó el grito: ¡Un millón de toneladas de salitre!

Correspondía a María Elena producir 200 mil toneladas. Y no las produjeron, pero produjeron 171.350. Es decir, cumplieron, en un 85,7% de lo que se habían propuesto.

Es una buena meta y yo los felicito compañeros. (Aplausos).

Sulfato de Sodio Anhidro: Tenían que producir 60 mil toneladas; produjeron 47.490.

Alcanzaron un 79,2%, menos que en el salitre, pero siempre es bueno, los felicito compañeros. (Aplausos).

Yodo embarcable. Meta: 859 mil toneladas, alcanzaron 810.434, 95% de la meta. Los felicito y ahora más calurosamente compañeros. (Aplausos).

Aquí me pasan un papelito, yo ando con un médico, para que vea los servicios médicos, él es un gran cirujano, hijo de un gran profesor amigo mío, que fue mi maestro; ahora está retirado, el Dr. Girón. El médico que anda conmigo se llama Girón, y me pasa un papelito que dice: “Lleva 30 minutos hablando, son las 2, córtela”. (Risas).

¿Qué tal compañeros? ¡Si yo soy Presidente de la República, colega! (Aplausos).

Lo hace compañeros, porque dice que no debo cansarme mucho, ya que tengo que seguir hablando en la tarde.

Una compañera que anda aquí con nosotros me dio un buen consejo. Yo estaba en Pedro de Valdivia, y tengo esta pulsera que por este lado es amarilla y cuando terminé de hablar me dijo: “Oiga Compañero Presidente; sáquese la pulsera porque van a creer que Ud., usa dos pulseras”.

No, le dije, no es de oro. La uso porque dicen que es buena para el reumatismo, y es de metal nada más. (Aplausos).

Así que me la saqué, porque algún diario de la oposición puede decir; ¡miren, Allende usa dos pulseras! (Risas y Aplausos). No, uso la pulsera ésta por si tengo dolor reumático y para cuidar la muñeca; esa muñequita que le duele tanto a la derecha. (Aplausos).

Bueno, compañeros, aunque Uds., están acostumbrados al sol; voy a abreviar mi conversación con Uds.

 

Han dado una lección más

Felicitaciones, por el Congreso de los trabajadores del Salitre:. (Aplausos). Sí, felicitaciones. Eso sí que es importante; los trabajadores por primera vez habían discutido los problemas del trabajo, de la producción, de la salud, del deporte, de las relaciones entre profesionales, los técnicos, los empleados y los obreros.

Que se hayan organizado los Comités de Producción. Que se haya entendido lo que es el que una empresa sea dirigida por los trabajadores y la relación que debe haber entre la Dirección de la Empresa, que es de Uds., y del pueblo, y los dirigentes sindicales.

Todo esto compañeros refleja un nuevo espíritu, una nueva mentalidad, y esto es muy importante. Han dado un paso más Uds. y han dado una lección más y el resto de los trabajadores de Chile tendrán que aprender.

Compañeros, yo estuve ayer en la Exposición de Antofagasta y lo primero que fui a ver fue el Pabellón de SOQUIMICH. Ahí vi algo que no olvidaré nunca. Ahí vi, compañeros, dos cosas. Una de ellas muy importante, creada por un obrero: recuperar lo que se pierde hoy día en el ripio.

Ahí estaba, en un esquema pequeño; reflejado, lo que podría ser quizás un método que se pudiera usar en escala industrial. Pero aunque no fuera efectivo este método, ¡qué importante es ver la inteligencia de un obrero que ha investigado estas cosas! que tiene pasión por mejorar las posibilidades de aprovechamiento de las riquezas.

Ahí está lo que tantas veces he dicho: ¡Cuántos han pasado por aquí con títulos profesionales, educados en la Universidad y no han aportado nada, absolutamente nada al perfeccionamiento técnico! En cambio un obrero que no fue nunca a la escuela, o que quizás tan sólo alcanzó años primarios, es capaz de crear por su inteligencia, pero además por el interés, algo que puede ser un método de extraordinaria importancia y de repercusión económica para el futuro de esta provincia y de Chile. (Aplausos).

Esto hay que estimularlo; porque ahora los trabajadores no son una máquina más, son gente que se sienten que piensan y en el diálogo con técnicos o los profesionales, en la discusión; en la integración de ideas; seguramente, un profesional pondrá sus conocimientos técnicos al servicio de la imaginación que puede tener un trabajador; yo estoy seguro que habrá muchos aquí que la tienen: porque hay que cuidarlo todo compañeros; la máquina, el repuesto, el automóvil, la ambulancia, todo hay que cuidarlo, hay que defenderlo, porque es la riqueza de todos los chilenos y porque nosotros tenemos serias dificultades para conseguir repuestos en el extranjero. Ahí en ese mismo stand, hay reproducidas a escala de los talleres de la maestranza, las máquinas que se usan.

Compañeros, eran bellas pequeñas máquinas, eran lindas pequeñas máquinas que funcionaban extraordinariamente bien. Qué bueno que esta fuera una exposición permanente para que los muchachos de las escuelas vieran lo que es un torno, una cepilladora. Como funcionaban esas pequeñas maquinitas a escala de las grandes máquinas que Uds. usan para hacer lo que necesitan en cuanto al progreso de la producción. Pero vi más que eso compañeros. Vi todas las faenas del salitre.

Carros movilizados con corriente eléctrica, vi chancadoras, vi grúas, vi las grandes palas levantando arena y vaciándola.

En pocos países del mundo -y yo conozco muchos países del mundo- he visto algo tan didáctico, tan claro, tan sencillo y tan demostrativo, de lo que es la faena en esta zona.

Eso lo han hecho los obreros. Lamentablemente falleció hace seis días, uno de los trabajadores que hizo esto. Yo le rindo un homenaje y pido un minuto de silencio en memoria de ese gran compañero caído. Gracias compañeras y compañeros. (Aplausos).

Ahora hay que preocuparse más de la familia de ese compañero, de sus hijos. Si tienen condiciones que se les ayude para que estudien. Ojalá heredaran las condiciones de ese obrero capaz de hacer lo que miles y miles de chilenos están admirando ahí en la Exposición de Antofagasta.

Con ello compañeros he querido destacar que yo siempre tuve razón al tener confianza en el pueblo, al creer que el trabajador, aunque no hubiera pasado por la escuela, era capaz de tener ideas, de crear. Era capaz de sentir el cariño cuando supiera que la empresa era del pueblo y era de él.

 

Recordando el pasado

Quiero terminar mis palabras compañeros de María Elena, diciéndoles qué siempre vengo con cariño a esta zona. Vine por primera vez el año 1937 cuando salí diputado por Valparaíso.

Me recuerdo que para hablarles a los trabajadores no podíamos hacerlo dentro de las empresas. No podíamos hacerlo en los estadios. No podíamos hacerlo en ninguna casa de trabajador. No habla locales para los partidos políticos y los dirigentes sindicales eran perseguidos.

Yo me recuerdo que proclamamos a Pedro Aguirre Cerda teniendo, compañeros, como tribuna, un montón de caliche en la sombra de la noche iluminados por las estrellas del cielo chileno. Así lo hacíamos el año 1937.

Han pasado algunos años. Hoy recordamos a los que cayeron, a los trabajadores del salitre, a los que supieron del drama brutal, como a veces lo vivieron con el castigo de la represión que cayó sobre Uds.

Hoy nos reunimos aquí con el derecho orgulloso de hacerlo en tierra chilena, en riqueza chilena, frente a los trabajadores que saben que están en el Gobierno y que el que les habla es el que ayer tuvo que usar como tribuna un montículo de salitre y el que usa con derecho propio la cadena nacional, porque es Presidente de Chile. (Aplausos).

Nunca dejé de ganar en el salitre. Nunca dejaron de apoyarme los trabajadores y también por cierto las compañeras, a quienes quiero más, no sólo por ser mujeres, sino porque las conozco y sé cuánto los han ayudado a Uds. en las ollas comunes. La mujer del salitre ha sido más heroica que las mujeres de otros sectores, de la industria o de la empresa chilena.

Por eso, compañeros, cada vez que la oposición alce el tono, yo tengo la certeza y la seguridad que aquí en esta zona encontraremos el bastión inconmovible de una conciencia nacional patriótica responsable seria y revolucionaria.

Aquí está el gran filón de donde siempre ha de salir la decisión de hacer posible los cambios que Chile reclama y necesita. Aquí está la tradición de lucha de los trabajadores del salitre, que se hermana con la tradición de lucha de los trabajadores del carbón. Allá se enciende el negro metal que ilumina la noche en la Zona Central de Chile. Aquí está el salitre y el cobre para señalar el amplio destino que tenemos como pueblo que quiere ser independiente en lo económico y dueño de su propio destino, porque para eso están los trabajadores en el Gobierno. (Aplausos).